Salida misionera: Ad vitam, ad gentes, ad pauperes
I Motivación:
El papa Francisco en su exhortación programática Evangelii Gaudium, quiere a toda la Iglesia en “Salida misionera” (E.G. 20-24).
La “Salida Misionera” nos exige evitar cuatro actitudes negativas (pecados), según el Papa: a) La auto-referencialidad. b) El individualismo. c) el egoísmo y d) La indiferencia.
A su vez nos pide que cultivemos otras actitudes positivas:
a) “Recobrar el espíritu contemplativo, que nos permita redescubrir cada día que somos depositarios de un bien que humaniza, que ayuda a encontrar y a llevar a los demás una vida nueva. No hay nada mejor para transmitir a los demás” (E.G. 264).
b) La conversión personal y pastoral: Implementar una “pastoral en clave de misión, abandonando el cómodo criterio pastoral del siempre se ha hecho así y decidirse a “repensar objetivos, estructuras, estilo de vida y métodos de evangelización” (E.G. 25; 33).
c) La generosidad: “Todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (E.G. 20) “El misionero es el más generoso para los más necesitados” ha dicho Mons. Belarmino Correa.
Para nosotros los MY, la salida misionera desde donde estemos es un imperativo. Pero nuestra salida tiene dos elementos esenciales a nuestro carisma. El primero es el “ad gentes”, que no es necesariamente geográfico y que debemos discernir y realizar a la luz de nuestra identidad: somos para el primer anuncio. Y el “ad pauperes”, que también debemos discernir y que nos exige situarnos en medio de los pobres y al servicio de los más pobres. El lema de nuestra XIII Asamblea General es precisamente una invitación y un desafío a “salir”, a PASAR CON CRISTO A LA OTRA ORILLA. Esto nos exige un cambio de metodología pastoral, de estilo de vida, de conversión personal y de conversión pastoral. Que este retiro nos ayude a escuchar y a poner en práctica lo que el Señor nos quiere decir en su Palabra y a través de los documentos del IMEY y de la Iglesia.
II La Palabra de Dios:
Pablo es pionero de la primera evangelización, de lo cual se siente instrumento de Dios, pero también orgulloso de esa misión tan especial. Para nosotros los javerianos debe ser también un orgullo pero sobre todo una vocación y una gran responsabilidad, hacer el primer anuncio a quienes no conocen a Jesucristo.
“Por Cristo Jesús puedo sentirme orgulloso ante Dios. Pero no hablaré si no es de lo que Cristo ha realizado por intermedio mío para la conversión de los paganos: de palabra y de obra, con señales y prodigios, con la fuerza del Espíritu de Dios. Partiendo de Jerusalén y su región, hasta los Iliria he completado el anuncio de la Buena Noticia de Cristo. Me honra haber anunciado la Buena Noticia donde todavía no se había nombrado a Cristo, para no construir sobre cimiento ajeno, sino como está escrito: Lo verán los que no tenían noticia de Él y comprenderán los que no habían oído hablar de Él. Ese motivo me ha impedido repetidas veces venir a visitarlos. Ahora que ya no me queda tarea por estas regiones, y con las ganas que tengo desde hace tiempo de visitarlos, espero verlos de paso en mi viaje hacia España y confío que me ayudarán a proseguir mi viaje después de gozar un poco de su compañía (Rom. 15,17-24).
III El Fundador:
Desde antes de la fundación, pensó en una fábrica de misioneros para llevar el Evangelio a los “infieles”, es decir, a los que no conocen a Jesucristo. Si en un comienzo su fundación fue adscrita al Dicasterio de Universidades y Seminarios, el 29 de Octubre de 1939 lo entregó a la Congregación de “Propaganda Fide”. Y en su famosa circular del 9 de Agosto de 1956, definió de una vez por todas, el fin específico del IMEY. Escribió así: “Considerando que se acerca el segundo Capítulo General de nuestro Instituto y que con tal motivo se estudiarán las Constituciones a fin de someterlas a la aprobación definitiva de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide, me ha parecido necesario dirigiros la siguiente circular sobre el fin único del Seminario cual es la salvación de los infieles en los territorios que quiera concedernos ese Santo Dicasterio. Así nos presentaremos todos al esperado Capítulo identificados con un mismo espíritu ya que abrazamos el idéntico y exclusivo fin de las misiones entre infieles”. De esa circular saca las siguientes conclusiones:
“A- Queda claro y de una vez para siempre que el único fin del Seminario lo constituye las Misiones bajo la dependencia de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide, y que por lo tanto esta cuestión no debe ni puede someterse a discusión ni en privado ni en presente ni en los venideros capítulos del Instituto.
B- No puede invocarse mi autoridad a favor de un fin que es secundario y que expresamente yo retiro en vista de la clara voluntad de Dios manifestada por la Santa Sede.
C- Debe formarse a los alumnos de ambos seminarios, a los del noviciado y a los hermanos cooperadores en la idea de que el Seminario de Misiones Extranjeras, no tiene otros propósitos que los de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide.
D- Póngase mucho cuidado en la admisión de candidatos al Seminario, haciéndoles saber a los interesados y a sus padres, que el Seminario no es un Seminario Diocesano, sino exclusivamente de Misiones. Que si otra cosa pretenden, vayan a los Seminarios conciliares.”
IV Nuestras Constituciones:
La X Asamblea General, pidió reelaborar el número 4 de nuestras Constituciones que hace referencia a nuestro fin específico y suprimió “O lo conocen imperfectamente”, quedando así bien de manifiesto que lo específico es los pobres que no conocen a Jesucristo.
Nuestra “salida misionera”, tiene pues estas dos especificidades: A los pobres y a los que no conocen a Jesucristo. Esto ha quedado bien plasmado en la oración del Misionero Javeriano: “Celo ardiente hasta el sacrificio…para anunciar el Evangelio entre los que no conocen a Jesucristo y entre ellos a los más pobres”
V El Magisterio de la Iglesia:
La encíclica Redemptoris Missio nos dice:
La misión “Ad Gentes”, conserva su valor. Propiamente la misión Ad Gentes, según la Redemptoris Missio es aquella que se dirige a “pueblos, grupos humanos, contextos socioculturales donde Cristo y su Evangelio no son conocidos, o donde faltan comunidades cristianas suficientemente maduras como para poder encarnar la fe en el propio ambiente y anunciarla a otros grupos” (R.M. 33).
El documento de Aparecida, citando al papa Benedicto XVI afirma que “El campo de la Misión Ad Gentes se ha ampliado notablemente y no se puede definir basándose en consideraciones geográficas o jurídicas. En efecto, los verdaderos destinatarios de la actividad misionera del Pueblo de Dios no sólo son los pueblos no cristianos y las tierras lejanas sino también los ámbitos socio-culturales y sobre todo los corazones” (DA 375).
Y luego afirma: “Para no caer en la trampa de encerrarnos en nosotros mismos, debemos formarnos como discípulos misioneros sin fronteras, dispuestos a ir a la otra orilla, aquella en la que Cristo no es aún conocido como Dios y Señor, y la Iglesia no está todavía presente” (DA 376).
VI Espacio para la reflexión y oración personal.
VII Preguntas para la oración y reflexión personal y para compartir comunitariamente:
- ¿Qué implicaciones o exigencias tiene para ti personalmente y para fraternidad a la que perteneces, la “salida misionera” que el Papa pide a toda la Iglesia?
- ¿Te sientes identificado con el carisma del IMEY? ¿Por qué, sí? ¿Por qué, no?
- ¿Desde el lugar donde realizas tu labor, es posible vivir según el carisma del IMEY? ¿Por qué sí?, ¿Por qué no?
- ¿Crees que el IMEY está siendo fiel al carisma? ¿Por qué sí? ¿Por qué no?
VIII Momento de adoración comunitaria ante el Santísimo. Oración por la XIII Asamblea General.
Oración por la XIII Asamblea General
Comisión de Espiritualidad XIII Asamblea General