TEMA: SERVICIO DE AUTORIDAD Y OBEDIENCIA
- INTRODUCCIÓN
Continuando con nuestro itinerario de retiro espiritual y preparándonos a la XIII Asamblea General, presentamos para este mes de agosto el tema: Servicio de autoridad y obediencia.
a. El padre Luis Alberto Gonzalo-Diez cmf, ha escrito un artículo sobre “la autoridad y obediencia: ante todo muy humanos…”, afirma él: “que hablar del sentido de la autoridad y obediencia en los tiempos que corren puede aparecer anacrónico. “No es país para obediencias” en el horizonte del triunfo sobre las libertades. Desde sus orígenes, la vida de consagración se entendió a sí misma como una auténtica experiencia de liberación personal. Porque sin persona, y sin respeto a la misma, no hay seguimiento.
b. Cuando ingresamos al Seminario de Misiones Extranjeras de Yarumal, lo hicimos para seguir a Jesús, el Misionero del Padre, y no para ser superiores ni ser parte de un Consejo. Cuando hemos tenido que ejercer este servicio, lo sensato es que hemos entendido claramente que es un servicio temporal, que no añade nada a nuestra vida consagrada. La gran tentación y peligro es convertir nuestra vida sacerdotal misionera en una funcionalidad.
c. En nuestro IMEY tenemos misioneros que son testimonio de obediencia y de servicio de autoridad que han entendido que la encarnación de Dios no violenta nuestra humanidad, y que lo han dado al ejemplo de Jesús obediente hasta una muerte de cruz.
d. El servicio de gobierno en nuestro Instituto es, ante todo, acompañar, estar y alentar. San Juan XXIII, decía: “Prefiero usar la medicina de la misericordia a las armas de la severidad”.
No es cuestión de juventud o vejez, de estilos o modas. Es cuestión de fe.
- LA PALABRA DE DIOS
Texto iluminador: Lucas 22, 24-27
«24. Entre ellos hubo también un altercado sobre quién de ellos parecía ser el mayor. 25. Él les dijo: «Los reyes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los que ejercen el poder sobre ellas se hacen llamar Bienhechores; 26. Pero no sea así en ustedes, sino que el mayor entre ustedes sea como el más joven y el que gobierna como el que sirve. 27. Porque, ¿quién es mayor, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es el que está a la mesa? Pues yo estoy en medio de ustedes como el que sirve».
Puntos de reflexión:
– En las sociedades mediterráneas del s. I, lo que más preocupaba a la gente era el honor. Por eso el problema que Jesús tuvo con sus apóstoles no fue de orden doctrinal, fue el tema del honor y el poder.
– Si hay algo que Jesús no tolera entre sus apóstoles, ni en los sucesores de sus apóstoles, es el deseo de subir, de ser importantes, de mandar sobre otros.
- FUNDAMENTO DOCTRINALa.LA PATRISTICA
SAN BENITO
Al final de su Regla, afirma san Benito: «El bien de la obediencia no sólo han de prestarlo todos a la persona del abad, porque también han de obedecerse los hermanos unos a otros, seguros de que por este camino de la obediencia llegarán a Dios». «Se anticiparán unos a otros en las señales de honor». «Se tolerarán con suma paciencia sus debilidades, tanto físicas como morales. Se emularán en obedecerse unos a otros. Nadie buscará lo que juzgue útil para sí, sino, más bien, para los otros». (cf. San Benito, Regla 71, 1-2, 185., 72, 4-7, 186-187).
SAN BASILIO
Y san Basilio Magno se pregunta: «¿En qué modo es necesario obedecerse los unos a los otros?» Y responde: «Como los siervos a los amos, según nos ordenó el Señor: Quien quiera ser grande entre vosotros, sea el último de todos y el siervo de todos (cf. Mc 10, 44); después añade estas palabras aún más impresionantes: «Como el Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir» (Mc 10, 45); y de acuerdo con cuanto dice el Apóstol: «Por el amor del Espíritu, sed siervos los unos de los otros» (Gal 5, 13)» (cf. Las reglas más breves, Interrog. 115: PG 31, 1162).
b. MAGISTERIO
1. La Congregación de religiosos y Sociedades de vida Apostólica publicó La Instrucción sobre la Autoridad y Obediencia (5 de mayo de 2008).
En el numeral 13 de esta Instrucción, nos ofrece elementos a tener en cuenta en el servicio de la autoridad:
- a) En la vida consagrada la autoridad es ante todo autoridad espiritual… Una autoridad es «espiritual» cuando se pone al servicio de lo que el Espíritu quiere realizar a través de los dones que distribuye a cada miembro de la fraternidad en el marco del proyecto carismático del Instituto.
- b) La autoridad está llamada a garantizar a su comunidad el tiempo y la calidad de la oración (El contacto con la Palabra, la vivencia de la eucaristía).
- c) La autoridad está llamada a promover la dignidad de la persona, prestando atención a cada uno de los miembros de la comunidad y a su camino de crecimiento, haciendo a cada uno el don de la propia estima y la propia consideración positiva.
- d) La autoridad está llamada a infundir ánimos y esperanza en las dificultades.
- e) La autoridad está llamada a mantener vivo el carisma de la propia familia religiosa.
- f) La autoridad está llamada a mantener vivo el «sentire cum ecclesia”. La autoridad, por tanto, debe recordar que «nuestra obediencia es creer con la Iglesia, pensar y hablar con la Iglesia, servir con ella.
- g) La autoridad está llamada a acompañar en el camino de la formación permanente. Una tarea que, hoy día, hay que considerar cada vez más importante es la de acompañar a lo largo del camino de la vida a las personas que les han sido confiadas.
En el numeral 14 de esta instrucción, se nos recuerda las normas de la Iglesia que expresan sintéticamente los rasgos evangélicos de la potestad que ejercen los superiores religiosos a varios niveles:
- a) Obediencia del Superior.
- b) Espíritu de servicio.
- c) Solicitud pastoral.
- La Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (6 de enero de 2017) ha elaborado las Orientaciones “PARA VINO NUEVO EN ODRES NUEVOS”. Para esta reflexión retomo los numerales 19-20 -21 y 24, sobre el SERVICIO DE LA AUTORIDAD.
Numeral 19
El servicio de la autoridad no queda ajeno a la crisis que la vida consagrada atraviesa.
El gobierno no puede concentrarse ciertamente en manos de uno sólo, evitando así las prohibiciones canónicas. En algunos institutos hay todavía superiores y superioras que no tienen en cuenta las decisiones capitulares como es debido.
En muchos casos se confunden los niveles general, provincial y local, (en nuestro caso: región, zona o casa) porque no se garantiza la autonomía que corresponde a la subsidiariedad propia de cada nivel. De este modo no se favorece la corresponsabilidad que admite espacios de justa autonomía.. La invitación del papa Francisco «a ser audaces y creativos […] a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos» es asimismo válida para los organismos y la praxis de gobierno.
Numeral 20
…San Juan Pablo II ha recordado la antigua sabiduría de la tradición monástica –«Dios inspira a menudo al más joven lo que es mejor» (Regula Benedicti, IIl, 3)- para un recto ejercicio concreto de la espiritualidad de comunión que promueve y asegura la participación activa de parte de todos.
Ninguna autoridad, fundador incluido, puede creer ser la única en interpretar el carisma y tampoco puede presumir poderse substraer a las normas del derecho universal de la Iglesia. Estos comportamientos pueden alimentar y manifestar desconfianza hacia los otros componentes de la Iglesia, de la familia religiosa o de la comunidad de referencia.
Numeral 21
…Ante cualquier solicitud de abandono (de un miembro) habría que preguntarse seriamente sobre las responsabilidades del conjunto de la comunidad y, en particular, de los superiores. ¡Hay que decir con claridad que el autoritarismo menoscaba la vitalidad y la fidelidad de los consagrados! El Código afirma con mucha fuerza: «La vida fraterna propia de cada instituto […] debe determinarse de manera que sea para todos una ayuda mutua en el cumplimiento de la propia vocación personal».
Por tanto, aquel que ejerce su ministerio sin la paciencia de la escucha y la acogida de la comprensión se pone en condiciones de escasa autoridad moral ante sus propios hermanos y hermanas. Y esto porque «la autoridad del superior religioso debe caracterizarse por el espíritu de servicio, a ejemplo de Cristo que no ha venido a ser servido sino a servir». Actitud inspirada en Jesús siervo, que lava los pies de sus discípulos para que tengan parte en su vida y en su amor.
Numeral 24
Obediencia y servicio de autoridad siguen siendo cuestiones sumamente sensibles, y esto también porque el trasfondo cultural y la mentalidad de hoy han pasado por profundas e inéditas transformaciones, en algunos aspectos hasta desconcertantes para algunos. En el contexto en que vivimos no es posible utilizar el lenguaje superior y súbdito. Lo que funcionaba en un contexto piramidal y autoritario no es ni deseable ni viable en el talante de comunión de nuestra manera de sentimos y queremos Iglesia. Hay que tener presente que la obediencia verdadera no puede dejar de poner en el primer lugar la obediencia a Dios, tanto de parte de la autoridad como de aquel que obedece, como tampoco puede ignorar la referencia a la obediencia de Jesús; obediencia que incluye su grito de amor Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mateo 27,36) y el silencio de amor del Padre.
Según la experiencia de esta Congregación, no es casualidad que entre las causas principales de los abandonos resalten: el empobrecimiento de la visión de fe, los conflictos en la vida fraterna y una vida de fraternidad carente de humanidad.
El Código (can. 618-619; cf. PC 15) describe bien cómo los superiores han de guiar la comunidad, concretando lo que afirma Perfectae Caritatis: «Ejerzan los superiores con espíritu de servicio […] gobiernen a sus súbditos como a hijos de Dios, fomentando su obediencia voluntaria con respeto a la persona humana […] deben procurar edificar una comunidad fraterna en Cristo, en la cual, por encima de todo, se busque y se ame a Dios».
c. CONSTITUCIONES IMEY
Capitulo II – SERVICIO DE AUTORIDAD
Art. 60
Dios creó al hombre con una exigencia social fundamental, en virtud de la cual se organiza en forma comunitaria, con un gobierno y unos fines determinados para el bien de todos; por lo cual, no sólo la autoridad, sino el mismo carácter social del hombre procede del Creador.
Nuestro Instituto ha sido congregado por el Espíritu Santo para formar parte de la Iglesia en orden al servicio misionero, según el fin específico de su tarea apostólica y en virtud de la comunión eclesial.
Art. 61
El Instituto y cada uno de sus miembros están sometidos a la autoridad del Romano Pontífice, aún en virtud de la Promesa Jurada de Obediencia, bajo la jurisdicción de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y se rige por la autoridad del Superior General con su Consejo, según estas Constituciones.
Art. 62
El servicio de la autoridad en el Instituto busca mantener la unidad y la comunión de todos sus miembros, para lograr el bien común de acuerdo con la propia identidad:
– Procurando la realización personal de los miembros del Instituto en todas sus dimensiones: humana, espiritual y apostólica
– Despertando y fortaleciendo el entusiasmo y vitalidad del Instituto frente a la evolución de la historia, a las exigencias y dificultades del trabajo y a los molestias y cansancios personales;
– Orientando, estimulando y apoyando a los misioneros en los compromisos que contraigan con los pueblos a los que son enviados, en el proceso de la promoción humana, en la evangelización y en el descubrimiento, denuncia y cambio de situaciones de opresión e injusticia (I Cor. 12.7.28; 12-13; Discurso inaugural de Puebla, II, 3.6).
Art. 65
Quienes han sido elegidos en el Instituto para el servicio de la autoridad ejercen esta función procurando la participación de los misioneros en la toma de decisiones y orientaciones, especialmente por medio de las secretarías ejecutivas, y procurando la solidaridad en la ejecución comunitaria de los programas adoptados.
Para ello deben tener en cuenta el sentido eclesial de la colegialidad, corresponsabilidad y subsidiariedad, lo cual se logra por el diálogo interpersonal, la información, la consulta oportuna, la programación y evaluación debidas y por el trabajo en equipo (A.G. n. 27; P. C. n.14; Religiosos y Promoción humana, n.34. Juan Pablo II. Exhortación Apostólica: Vida Consagrada n. 92; n. 43).
- PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL
“Todos somos adultos” y “cada uno sabe bien qué tiene que hacer”, son expresiones que denuncian la devaluación de lo más original y transgresor de la vida consagrada.
– Nuestras Constituciones nos hablan del Servicio de Autoridad en el capítulo II y nos presentan elementos fundamentales: ¿Qué me falta, que nos falta para que podamos vivir el espíritu de ellas?
– ¿Cómo vivo la obediencia? ¿Cómo vivo y ejerzo el servicio de gobierno en el lugar en donde hago la misión encomendada?
– ¿De verdad que si vamos teniendo los mismos sentimientos de Cristo Jesús, de que nos habla el apóstol Pablo en la Carta a la comunidad de Filipo?
d. REFLEXIÓN Y ORACIÓN PERSONAL
f. COMPARTIR COMUNITARIO
g. ADORACIÓN ANTE LA PRESENCIA REAL DE JESUCRISTO
h. ORACIÓN PARA LA DECIMA TERCERA ASAMBLEA GENERAL
Libardo Castaño mxy y Nicolás A. Ruiz R mxy