Cierto día, me preparaba para ir a visitar una comunidad llamada Lteroi. Es la comunidad con el más difícil acceso, hay que tener experiencia manejando motocicleta, de otro modo, la caída es casi segura. Nosotros siempre que vamos a visitar alguna comunidad, llevamos agua en caso de que algo ocurra. Aquel era un día muy caluroso y decidí llenar mi botella de agua fría para tomar al llegar a la comunidad. Era la primera vez que visitaba Lteroi, es una comunidad nueva en la misión. Al llegar luego de un viaje lleno de adrenalina por el viaje estaba cansado por el viaje y el calor tan fuerte que hacia.
Para esa visita me acompañó un joven de la parroquia, su nombre es Juma. El me había contado que era de aquella comunidad, que cuando era pequeño sus padres lo habían regalado. Desde aquel momento él ha encontrado la manera de salir adelante. Hoy ya esta cerca de terminar su bachillerato. Juma me invitó a conocer a sus padres después de la celebración. Yo acepté mientras quedaba impactado por el modo de vivir de aquella comunidad. Totalmente alejados, no existía una tienda, un centro de salud, nada. Poco a poco fueron llegando los niños, siempre curiosos y alegres. Pensé en tomar agua y calmar la sed, pero, al mirar a mi alrededor, pensé que no era justo beber agua helada, delante de quien no tiene. Llamé a los niños y empecé a darles a cada uno agua helada. Su rostro era felicidad, emoción, novedad, sorpresa, etc. era seguramente la primera vez que tomaban agua helada. Creo que la alegría de ellos me ayudó a calmar mi sed, mi corazón se dilató más, me sentía tranquilo y alegre con ellos. Entendí y viví en persona la bienaventuranza “tuve sed, disteis de beber” (Mateo 25:35)
Al terminar la celebración fuimos a visitar a la familia de Juma, él me contaba de sus dos hermanas pequeñas, especialmente de Ntipiris, de 5 años a quien le gustaba que la llamaran estudiante. La realidad era que sus padres no permitían que ninguna de sus dos hijas fuera a estudiar. Juma me decía que al ser analfabetos no entendían el valor del estudio. Si los hijos se van a estudiar, quién va a cuidar de los animales, quién trae la leña y el agua. Esas tareas son propias de las mujeres. Seguimos caminando, era un poco lejos, pero al final llegamos. Para nuestra sorpresa no había nadie, por lo que decidimos ir hacia el rio para ver si podíamos ver a alguna de sus hermanas. Fue bajando hacia el rio que conocí por primera vez a Ntipiris (la flor del desierto), era un calor insoportable, el rio seco, y aún así, ella venia con una sonrisa hacia nosotros. Ntipiris es muy tímida, pero su sonrisa describe su bello misterio.
Aquel día recordé una frase de Bob Dylan en su canción, Blowin’ in the Wind: “how many times can a man turn his head and pretend that he just doesn’t see?” (cuantas veces puede un hombre voltear la cabeza ¿Y fingir que simplemente no ve?) tenia que hacer algo por Ntipiris. Le dije a Juma que le preguntara si quería estudiar, la respuesta era casi segura. Ahora el problema era que sus papás aceptaran y el dinero. Cuando volvíamos sus papás ya habían llegado a la Mañata (casa tradicional) los saludé, Juma los saludó y no estoy seguro de qué sentiría, pero no se veía cómodo. Yo le pedí a Juma que le pidiera al papá el permiso para llevar a Ntipiris a la escuela. Al comienzo fue renuente, pero al final le dijo a Juma que me dijera que me la daba, pero que la otro debía quedarse. Terminado el té, volvimos a la misión y mi tarea empezó. Debía encontrar alguien que me ayudara económicamente para pagar los estudios de Ntipiris. Le pedí a Juma algunos videos presentando a su hermana. Finalmente, un amigo de mi hermana, Juan Armando, con mucha alegría accedió a ayudar a Ntipiris. Luego de un tiempo llegó el dinero, ya el tiempo de volver al colegio estaba cerca. Un día, me preparaba para ir al pueblo más cercano, tenia clase en la universidad. Le pedí a Juma que viniera conmigo para que le compráramos ropa, uniformes, zapatos, etc. todo lo necesario para Ntipiris.
Juma fue el encargado de buscar una familia que la recibiera, para que así, ella pudiera tener un lugar fijo y seguro del cual pudiera desplazarse al colegio. Finalmente, se llegó el día y Ntipirris se preparaba para su primer día de colegio. Fui con Juma a llevarla al colegio, se notaba que estaba temerosa, ansiosa, feliz, preparada. Llegamos hablamos con la hermana y la llevamos a su salón con sus nuevos compañeros. Como canta Bob Marley en redemption song “Won’t you help to sing these songs of freedom?” (¿No ayudarías a cantar? ¿Estas canciones de libertad?) que bella flor del desierto eres Ntipiris.
Jaime David Redondo mxy
Nairobi, Kenia
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