A SOLO DIOS EL HONOR Y LA GLORIA
Monseñor Antonio Bayter m.x.y.
Con el paso de Monseñor Bayter a la Casa Eterna del Padre, se ha terminado de escribir otra página gloriosa en nuestro Instituto de Misiones de Yarumal.
A lo largo de su vida y de su ejercicio misionero, como Formador, como Consejero General, Como Superior y como Obispo, Monseñor Bayter hizo un aporte invaluable y extraordinario a la Iglesia Misionera de Colombia y a nuestro propio Instituto.
Su amor a Jesucristo, lo llevaron a ser ante todo, un padre espiritual, no solo para sus hermanos javerianos, sino también para muchos otros religiosos, religiosas y fieles, quienes en distintos momentos de su vida pastoral y en distintos lugares de misión, se acercaron a él y bebieron del profundo convencimiento que profesaba en Cristo, en la misión y en la Iglesia.
Su desprendimiento generoso y total, su vida sencilla, su entrega sin reservas al servicio de la misión, su vida toda, siempre girando alrededor de la obra misionera de la Iglesia y de la obra evangelizadora del Instituto, dejan un legado imborrable, legado que ha sido inspiración para muchos que lo conocieron y que tuvieron la oportunidad de trabajar con él, y legado que esperamos sea copiado por las nuevas generaciones de los Misioneros Javerianos.
Monseñor, fue un hombre maravillosamente práctico. Dios depositó en él una gama formidable de talentos de liderazgo, administración, acompañamiento, creatividad pastoral y celo apostólico, talentos estos que él ejercitó con convicción y que puso a producir de manera generosa y continua para el progreso de la obra de Dios. Su temperamento, en muchas ocasiones recio y estricto, contrastaba con la profunda humanidad y comprensión fraternal con la que acompañó a la comunidad de los Misioneros de Yarumal durante sus servicios como Formador, Consejero y Superior General, y con la que acompañó a los pueblos de la selva y de las riveras de los ríos en esa extensa región amazónica del Vicariato de Inírida, donde es recordado con cariño profundo y con inestimable aprecio.
Se nos ha ido a descasar al Cielo un gran misionero, un pilar, un baluarte, un referente en la historia del Instituto. Bendito sea Dios por el regalo extraordinario que le concedió al IMEY en la persona de Monseñor Antonio Bayter, y que reciba ahora, junto con nuestro padre Aicardo Arroyave el premio reservado a sus fieles servidores.
No hemos perdido a un misionero, porque hombres como Monseñor Bayter no se pierden, se ganan. Cristo lo ha ganado para él, y nosotros lo hemos ganado para la Iglesia Misionera y para el Instituto de Misiones de Yarumal, lo hemos ganado para siempre.
P.Germán Mazo Mazo m.x.y.
Superior General
Instituto de Misiones Extranjeras de Yarumal
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