Año 1971, En el curso del mes de Enero arribó de Colombia el hermano javeriano José Zapata para fortalecer el equipo de pastoral de Cotagaita. Con el hermano recibimos un dinero de la Economía General del IMEY para un mimeógrafo que habíamos solicitado.
En la última semana del mes de enero viajan los padres Gerardo y Gabriel a la ciudad de la Paz para entrevistarse con el Ministro de Salud Nacional y estudiar la posibilidad de integrar un Comité de Salud en Cotagaita pro mejoramiento del Hospital San Juan de Dios. El Sr. Ministro dio el beneplácito para formar el Comité de Salud siempre y cuando estuviera presidido por la Parroquia y el Hospital continuaría bajo la dependencia y responsabilidad de la Unidad Regional de Salud de Tupiza respecto al personal, implementos médicos y servicios. De inmediato el Ministerio tomaría las previsiones respectivas y se comprometía de inmediato a dar los pasos para el nombramiento de un médico de planta y un odontólogo permanente. De regreso de La Paz, nos presentamos a la Unidad Regional de Salud de Tupiza y confirmamos el procedimiento para entrar como Administradores del Hospital San Juan de Dios de Cotagaita, quedando el P. Gabriel como Administrador (Ad Honorem) del mismo Hospital. En Cotagaita, procedimos a conformar el Comité respectivo y a estudiar un proyecto de remodelación de la casa-hospital para presentarlo a la Institución Católica Alemana “Misereor” como solicitud de ayuda Social. La remodelación comprendería: cambio de estructura de techo en tierra a estructura metálica (hojas o tejas de cinc) con soporte en vigas de madera, resanar paredes en cal y estuco, restaurar pisos en cemento y mejoramiento de pozos de agua y negro.
A finales del mes de marzo llegaron un Médico general desde la ciudad de La Paz y un Odontólogo desde la ciudad de Tarija para el servicio permanente del Hospital.
Dos meses después de haber llegado a Bolivia, regresó a Colombia el hermano Zapata quien no pudo adaptarse a esta nueva realidad. A Principios del mes de Abril hicimos la presentación del primer número de “AVANCE”, periódico de carácter provincial que se continuará editando cada quince días, desde y con responsabilidad de la Parroquia, en cuatro páginas, con el objeto de formar, informar y hacer conciencia de la problemática del momento en nuestra comunidad. El lema del periódico Avance llevará como consigna “Los problemas de Cotagaita son nuestros problemas”
Abril 26. Llegaron de Colombia para incorporarse al equipo, los padres javerianos Leonel Ramírez y Jairo Gómez Giraldo (no vino el padre Luis Alfonso Cárdenas ya anunciado días atrás, quien aún permanecía en la misión de Buenaventura con Monseñor Gerardo Valencia Cano). Después de compartir en equipo algunos días para un prudente aterrizaje en esta realidad, convenimos de mutuo acuerdo, que continuaríamos en Cotagaita Gabriel, Alberto y Guillermo Cadavid y en Calcha permanecerían Leonel y Jairo con residencia allí pero con el compromiso de venir a Cotagaita a compartir con todo el equipo mínimo dos veces por mes. El P. Gerardo viaja a Colombia a tratamiento de su garganta que empeora cada día más. Gabriel asistirá en la Ciudad de la Paz a un curso de cuatro semanas de realidad socio política del país. Este curso se llevará a cabo a finales del mes de Junio con el auspicio de la Arquidiócesis de La Paz.
Junio 18. Reunión en Tupiza de Javerianos de Bolivia con Redentoristas de Tupiza y su Viceprovincial P. Miguel Vetter. Ya el Señor Obispo había presentado a finales del año pasado una iniciativa de ampliación de nuestro trabajo javeriano en su Diócesis pero fue rechazada por el Consejo General del Instituto. A principios de este año vuelve a tocar el tema. Para iniciar la reunión, el P. Miguel, Viceprovincial de los Redentoristas nos pregunta qué pensamos los javerianos de la posibilidad de una integración entre las dos comunidades. Nuestra respuesta fue positiva en la disponibilidad pero dependiendo del tipo de integración debemos consultarlo con nuestro Consejo General de Colombia porque supone entre otros, aumentar el personal. Mientras tanto podríamos seguir conversando con el Sr. Obispo, con nuestros superiores de Colombia y entre los equipos de Tupiza y Cotagaita. Quedamos en darnos unos meses para precisar propuestas y tomar las decisiones más convenientes para ambas comunidades.
A principios de agosto recibimos comunicación de Misereor en la que nos informan la aprobación de nuestra solicitud de ayuda para la remodelación del Hospital. Determinamos en el Comité que de hacerse efectiva la ayuda hasta el mes de noviembre, de inmediato iniciaríamos las obras por lo menos en lo que respecta al techo antes de que lleguen las lluvias de Diciembre.
A finales del mes de Agosto nos llega un telegrama de nuestro Superior General en el que nos comunica que ha sido nombrado para el Equipo javeriano de Bolivia el P. Jorge Luis Alemán. De inmediato nos reunimos en equipo y expusimos algunas dudas de la conveniencia o no del envío del P. Alemán y delegamos al P. Leonel para una comunicación telefónica a Medellín desde La Paz, para sugerir que dieran un compás de espera en el envío del padre, mientras podíamos conversar sobre la disponibilidad de trabajo en equipo que era una de las exigencias imprescindibles por la situación que estábamos viviendo en Bolivia. El asunto se nos salió de las manos por la imprudencia de un javeriano que vivía en Emaús quien contestó a la llamada del P. Leonel y se hizo pasar como uno del Consejo y al regresar al comedor donde los padres estaban almorzando suelta la “bomba” que el equipo de Bolivia rechaza a Alemán. Hasta ahí llegó nuestra historia y desde allí comenzó el cuento. A partir de este incidente el Consejo General se nos puso “arisco” y muchos javerianos, con la autoridad de la distancia y la incomunicación, nos catalogaron como el equipo de las listas, el equipo cerrado.
Octubre. Última Semana. Visita de los padres Alfredo Pérez, Vicario General y Fabio Bernal, en nombre del Consejo General. Temas de la visita: -Relaciones del equipo de Bolivia con el Instituto – relaciones internas del equipo – se reconoció como válido el criterio que para el envío de personal javeriano a Bolivia fuera alguien dotado entre otros, de una gran capacidad de trabajo en equipo y se dio el beneplácito para continuar el estudio de la integración o reemplazo de los padres de Tupiza.
Noviembre. Segunda semana. Recibimos la ayuda de Misereor por intermedio de la Curia de Potosí para la remodelación del Hospital. Programamos con la comunidad un Wak´e de ocho horas para destechar siquiera la mitad de la estructura del techo del Hospital y disponer las paredes para soportar las láminas de ferrometal (calamina) en el sentido de una sola agua. El día seleccionado fue el último viernes del presente mes. Mientras tanto el P. Gabriel, administrador del Hospital y un miembro del Comité nombrado a efecto, se movilizaron a Tupiza para finiquitar la adquisición del material que ya se tenía negociado consistente en hojas de cinc, vigas de madera, listones y clavos. Y a esperar el día del Wak´e.
A primera hora (7.00 a.m.) del día señalado comenzó a llegar la gente con su herramienta y su entusiasmo. Desocupamos los cinco salones que pensábamos destechar, distribuimos grupos por tareas como raspar la tierra con picos, palas y azadones, paja, madera y piedra menuda y algunos grupos sacaban la tierra y los desechos bajados del techo a un patio exterior, tipo huerta, del mismo hospital. Por otro lado tuvimos dos grupos que preparaban una comida para unas cincuenta personas o repartían chicha, limonada o algún refresco que servían como descanso; no faltaba por supuesto la copita de singani que calentaba parejo el ánimo de hombres y mujeres y la infaltable coca como condimento de este tipo de trabajos comunitarios. A la 11 a.m. teníamos alrededor de cuarenta personas trabajando como hormigas y más de un 70 % del trabajo avanzado. A las dos de la tarde estábamos ripiando el traslado al patio exterior del material bajado. Tarea propuesta, tarea cumplida. Raspamos los pisos de los salones destechados y raspamos las ollas de la comida preparada. Lo que quedaba por hacer (estructura metálica para el techo y otros) sería obra de maestros calificados y ayudantes que ya teníamos comprometidos para “cuanto antes” porque teníamos las lluvias del verano encima. Nos quedaban pendientes tres salones más pequeños para oficinas y otros menesteres en cuanto techo se refiere pero se haría después en su momento oportuno.
Por esos días en que andábamos en proceso de remodelación del hospital con la ayuda de Misereor, estuvo de visita en nuestra parroquia el Cardenal de Bolivia Clemente Maurer de origen alemán y redentorista que regresaba de Tupiza a Potosí en compañía de nuestro Obispo Monseñor Fey. En su conversación nos insinuó que solicitáramos a Adveniat ayuda para programas de pastoral, que él estaba seguro que seríamos atendimos positivamente. Monseñor Fey nos insistió en que hiciéramos pronto algún proyecto de acuerdo a la sugerencia del Cardenal Maurer que él nos haría la presentación de inmediato con Adveniat. Siguieron su camino y nosotros nos sentamos a pensar cuál sería el más urgente proyecto para la pastoral parroquial.
En una semana teníamos diagramado el proyecto de Salón Parroquial Multiuso para cultura, reuniones de grupos, catequesis. Lugar, en un canchón de la parroquia situado entre la Casa Parroquial y la Alcaldía Municipal con medidas de 26.00 metros de largo por 13.00 metros de ancho. Con un Ingeniero calculamos material de construcción, obra de mano y costos, aporte en trabajo de la comunidad y un porcentaje de imprevistos. Escribimos el proyecto, se lo llevamos al Sr. Obispo y sin más todo lo dejamos en manos de la Providencia.
Para cerrar las actividades del año, nos reunimos nuevamente en Tupiza los padres Redentoristas y los padres javerianos. Como inicio de la reunión los padres redentoristas nos dan a conocer una comunicación de sus superiores en Bolivia del 24 de noviembre en que dan a conocer que sí aceptan el plan de entrega de Tupiza a los padres javerianos de Cotagaita. En consecuencia, procedimos a señalar la ruta a seguir en este proceso de entrega. Recordamos los pasos que hemos dado al respecto, fundamentamos el Proyecto y precisamos cómo ejecutarlo.
Año 1972. Proyecto Tupiza. Fundamentación. Después de año y ocho meses de actividades de los Misioneros Javerianos en Cotagaita, aflora de la mente de Monseñor Bernardo Fey Obispo de la Diócesis de Potosí y siendo miembro de la Congregación Redentorista, una idea: Los misioneros javerianos de Yarumal deben entrar a Tupiza a colaborar, apoyar y aún si fuera oportuno, reemplazar a los Misioneros de su Congregación Redentorista. Tupiza es la localidad más desarrollada, emprendedora y religiosa del sur del Departamento y de la Diócesis de Potosí. El Obispo y los Padres Redentoristas, responsables de la pastoral de esta Parroquia vislumbraban la posibilidad que fueran los javerianos los sucesores de este centro nato de la región.
Con la fundación de la primera casa de Bolivia en Tupiza (1910), los Padres Redentoristas dieron inicio a la que llamaron la Viceprovincia de la Paz en Bolivia. Allí funcionó por muchos años la casa “Madre” de los Redentoristas en el país y el centro de formación de los aspirantes a su comunidad. Ahora, encontrándose muy limitados de personal en todo el país para atender sus múltiples compromisos y hallándose una buena alternativa para no dejar al garete la obra emprendida en tantos años y con tanto esfuerzo, fue la ocasión para plantearle a los Javerianos de Cotagaita una posible entrega de responsabilidades misioneras en Tupiza.
En un proceso de oración, reflexión y estudio de muchos meses se dieron los primeros pasos para asumir este reto misionero que planteaba el Señor Obispo. Los Padres Redentoristas en su Capítulo Viceprovincial (1971) tomó la determinación de hacer entrega de la casa y Parroquia de Tupiza a los Padres Javerianos con estas sentidas palabras: “Si es a los Padres Javerianos de Colombia aceptamos la entrega de Tupiza”. Por su parte, el Superior General de los Javerianos P. Heriberto Correa Yepes y su Consejo aprueban la recepción de la Parroquia de Tupiza y se comprometen a enviar dos sacerdotes más para reforzar el equipo de Bolivia y permitir la toma de la Parroquia en mención. El Proyecto se ponía en marcha y auguraba excelentes resultados tanto para los fieles de la región como para la misma comunidad de los Javerianos quienes gozaban de la benévola aceptación en toda la zona. Para los padres redentoristas era un alivio y una satisfacción que su preciada “Casa de Tupiza” (palabras dichas por ellos mismos) quedara en manos de los padres colombianos, ya que ellos no podrían a corto plazo sostenerla por falta de personal.
Todo indicaba que este proyecto iba de la mano de Dios porque,
- La iniciativa venía del Obispo de la Diócesis cuyo origen religioso procedía de la Comunidad de los Padres Redentoristas.
- Aprobación y beneplácito de la Comunidad de los Padres Redentoristas, que dejaban su primera fundación y casa “Madre” en Bolivia (1910) en buenas manos.
- Aceptación y reto asumido por el Superior General y Consejo de los Misioneros Javerianos (colombianos).
- La disponibilidad de los misioneros javerianos del Equipo de Bolivia.
En esta reunión quedó afianzado el Proyecto para iniciar la ejecución a partir del primer trimestre del presente año y queda en manos del equipo javeriano la conformación del grupo que debe ir a Tupiza en fecha y condiciones que se determinen de común acuerdo entre las dos comunidades religiosas.
A finales del mes recibimos la noticia del Padre Superior del IMEY sobre nombramiento de los padres javerianos Luis Alberto Restrepo L. y Fabián Lopera Uribe para integrar el equipo que va a Tupiza. Estos deben llegar a Cotagaita a principios de Marzo para compartir en equipo por algunas semanas esta nueva realidad y luego integrarse al de Tupiza, los padres javerianos Leonel Ramírez C y Jairo Gómez Giraldo quienes deben constituirse en aquella, antes del mes de Febrero. Debe tenerse en cuenta que el P. Gerardo Jaramillo no volverá a Bolivia por problemas de salud. El equipo javeriano vivirá en Palala en la casa y capilla situadas en las afueras de la población de Tupiza. Desde allí se irán integrando poco a poco en las actividades de la Parroquia hasta un empalme definitivo.
Un obstáculo se anunciaba en el buen desarrollo del Proyecto. El padre Javier Willig, integrante de la comunidad redentorista de Tupiza y persona dotada de grandes capacidades de liderazgo y ascendencia social, a quien la población de Tupiza le reconocía excelentes obras de desarrollo comunitario del pueblo como la energía eléctrica, el agua potable, la cooperativa de ahorro y crédito y otras, desde un principio se opuso a la iniciativa del cierre de la misión redentorista. El P. Javier demandó la determinación del Capítulo Viceprovincial de su comunidad redentorista de hacer entrega de la misión de Tupiza y no obstante habiendo sido ratificada por el Capítulo Provincial Redentorista de Estrasburgo, ha continuado manifestando su descontento y por diversos medios de publicidad en la localidad, emprende un ambiente de hostilidad y rechazo a los misioneros javerianos de Colombia por parte de “muchas” (¡!) personas de la población de Tupiza.
A pesar de todo este mal ambiente creado por nuestro hermano sacerdote redentorista, seguíamos caminando con entusiasmo en el proceso del Proyecto tan estudiado, querido y aprobado por Redentoristas, Javerianos y Obispo.
Para nuestra sorpresa se conoció un hecho inesperado y grave de carácter moral de uno de los integrantes del equipo javeriano que ya se encontraba en Tupiza en el proceso de empalme. Este hecho, que fue capitalizado como “leña al fuego” por el padre Willig en contra de los padres colombianos, fue el golpe que no pudimos sortear y minó la autoridad moral del equipo javeriano en Bolivia para continuar el empalme que habíamos iniciado. Después de un análisis sincero, franco y objetivo con el Señor obispo, el equipo javeriano optó por “dar un paso al costado” y regresar a Cotagaita para replantear y reforzar la pastoral en el campo de la Provincia Norchichas.
Después de este impasse que nos cayó como un huracán para todos los que nos habíamos involucrado a fondo en este proyecto, tomamos conciencia de esta realidad y nos unimos en plegaria sumisa a los inescrutables caminos del Señor.
El señor obispo callaba muy prudentemente y el Provincial de Estrasburgo de los padres redentoristas, P. Aloyse Maurer C.Ss.R en carta del 25 de Abril de 1972 al Superior de los Javerianos P. Heriberto Correa Y. le escribía entre otros puntos, lo siguiente: “…es de lamentar la intransigencia de los tupiceños, se entiende sin más de sus padres en no hacerse cargo de la responsabilidad pastoral de Tupiza, por lo menos mientras tanto. Sin embargo, nos permitimos sugerirles no descartar para siempre su entrada a esta jurisdicción…”.
Cada comunidad religiosa siguió su camino trazado de antemano. Más adelante los superiores de la Provincia de Estrasburgo de los padres Redentoristas ratificaron la determinación de la salida de todo su personal de Tupiza, incluyendo al P. Javier Willig a quien prácticamente desautorizaron en todas sus actitudes que había tomado en relación con los padres javerianos de Cotagaita. Por nuestra parte, los padres javerianos reorganizamos el equipo dejando en Cotagaita a los padres Alberto Restrepo L, Gabriel Maya S, Alberto Betancur B. y el hermano Guillermo Cadavid, para ampliar las actividades en Calcha y dar apoyo a Toropalca de la Parroquia de Caiza. En Atocha, a los padres Leonel Ramírez y Fabián Lopera como apoyo al P. José Dessart, sacerdote Belga y Párroco de los centros mineros de Atocha y Telamayu. El P. Jairo Gómez Giraldo regresó a Colombia de inmediato.
Después de asimilar poco a poco este parto malogrado del Proyecto Tupiza, decidimos retomar las actividades pendientes y reforzar las visitas a la comunidades del campo, multiplicar los contactos con el Colegio y la Escuela del pueblo, seguir estructurando los encuentros pre sacramentales en el centro y algo muy importante, iniciar encuentros rápidos (un día) y puntuales en las escuelas de los anexos más poblados de la parroquia, para los padres de los niños y adultos de la misma comunidad y desarrollar temas de salud (con médico y dentista a bordo) y de información religiosa, agrícola y otros temas de familia.
Reiniciamos las actividades del hospital. Entre reunión y reunión del Proyecto Tupiza, habíamos realizado un segundo Wak´e para terminar el techado de la obra. Para el mes de Julio teníamos finalizada toda la remodelación que nos habíamos propuesto. Logramos que la Unidad de Salud de Tupiza se involucrara más en el programa de salud de la Provincia y percibíamos que la gente lenta aunque muy lentamente sí, ganaba confianza en el centro de salud.
A finales del mes de Julio nos llegó el correo de Adveniat en el que nos confirmaban la aprobación del Proyecto de Salón Parroquial para Cotagaita. De inmediato nos abocamos a tres tareas puntuales previas a la iniciación de la obra. Recolectar y transportar del rio y de algunas quebradas cercanas la piedra que necesitábamos para la base de las paredes del Salón (Unos 110 metros lineales). Contratar la elaboración de 18.000 adobes de barro y paja que son la materia prima para las paredes del salón y banquear unos 50 metros cúbicos de tierra del canchón. Para recolectar la piedra formamos equipos de jóvenes voluntarios del colegio y de los equipos de futbol de la población y para el banqueo del canchón invitamos a la población a una mink´a (minga) de una jornada.
Fue admirable el desarrollo de banqueo del terreno. Hombres removiendo la tierra con picos, palas, azadones y un grupo de mujeres, jóvenes y hasta niños sacándola a la calle con cuanto recipiente posible había (carretillas, tarros, ollas, baldes etc). Fue tanta la tierra que removimos que obstruimos la calle contigua a la casa parroquial y para el traslado de la misma a patios de algunas casas del pueblo una semana después, tuvimos que recurrir a una pala mecánica y dos volquetas del “Servicio nacional de Caminos” durante dos horas. En Septiembre iniciamos la construcción del Salón Parroquial y calculamos unos cinco meses para su terminación.
A finales del año arreció en el país una situación sociopolítica de inestabilidad que afectaría todos los habitantes de Bolivia y a comienzos del año siguiente nos involucraría a los habitantes de Cotagaita particularmente a los padres de la parroquia.
Año 1973. Incidente sociopolítico. En la década de los años 70, la educación especialmente universitaria y el movimiento sindical en particular de los centros mineros en Bolivia, estaban permeabilizados por el movimiento socialista de izquierda, lo que hizo que se fortaleciera en el país un movimiento militar y se propiciara una serie de golpes (militares) contra esta tendencia. El General Hugo Banzer Suarez da un golpe de estado en Agosto de 1971 e inicia una serie de hechos para contrarrestar todo el movimiento socialista en el país. Cierra las universidades (71 y 72), suspende la COB (central obrera boliviana), declara ilegales los partidos de izquierda e implanta a nivel nacional un seguimiento a sindicalistas, universitarios, profesionales, incluso a sacerdotes extranjeros que orientaban su pastoral con un tinte social y establece un régimen de persecución, prisión, muerte o expulsión del país. Los javerianos colombianos no estábamos ajenos a esta situación y fuimos víctimas de diversas intimidaciones con panfletos, amenazas, razones desde las fuerzas del gobierno, que solo pararon cuando informamos esa situación a la Nunciatura Apostólica y esta presentó la queja al Gobierno en la ciudad de La Paz.
Uno de tantos incidentes fue la incursión de los agentes del Din (departamento de investigación nacional) venidos de Potosí, capital del Departamento, para tomar presos al médico del Hospital y a los padres de la Parroquia. Lograron tomar preso al médico y a un paciente a quien le hacía un tratamiento de salud mental en esos días y lo acompañaba en esos momentos en el hospital y cuando un testigo escuchó que enseguida iban a la Parroquia por los padres Gabriel y Alberto prendió las alarmas y en cosa de minutos había más de cincuenta personas adultas con palos y piedras e impidieron semejante atropello. Al médico y a su amigo paciente los remitieron de inmediato a la Paz donde los tuvieron presos por seis meses en una de las cárceles de El Alto con razones absurdas ya conocidas en estos sistemas políticos dictatoriales. Después de este incidente estuvimos los padres de la Parroquia y algunos jóvenes más allegados a la misma, de acuerdo a lista conocida, confinados en el pueblo sin atrevernos a salir a Tupiza o Potosí por un poco más de cuatro meses hasta que recibimos la información de la Nunciatura que había luz verde para movilizarnos. Por supuesto que el médico no volvió a Cotagaita sino que salió del país y nosotros perdimos los servicios de un buen profesional médico en todo el año de 1973. Para complementar la verdad, debemos decir que el hospital quedó por todo el año en manos de un dentista y una auxiliar de enfermería hasta para la atención de los partos.
Por el mes de Febrero viajaron de regreso a Colombia los padres Alberto Restrepo y Fabián Lopera después de un año de incertidumbre pastoral ante la imposibilidad del Proyecto Tupiza. En Marzo logramos inaugurar el Salón Parroquial y a mediados del año, cuando bajaron las aguas de la marea sociopolítica en nuestro medio, reiniciamos las reuniones de integración pastoral con las parroquias vecinas de Tupiza, Atocha y Camargo.
Para finales del año y con la ayuda económica de algunos sacerdotes amigos de la misión logramos entusiasmar a los jóvenes del pueblo para acopiar material de rio y hacer una cancha de básquetbol y así fortalecer el espíritu deportivo de la juventud.
En el mes de Diciembre el P. Leonel Ramírez que nos había acompañado fielmente durante los últimos tres años en Cotagaita, determinó motu propio regresar a Colombia para buscar nuevos horizontes en su vida personal. Buen amigo y hermano, excelente misionero y de un temperamento alegre y estable, dejó en la comunidad cotagaiteña gran satisfacción por un deber cumplido y por su generosidad que obtuvo un reconocimiento a sus servicios y entrega. Ad multos annos. Que el buen Dios lo siga bendiciendo.