Chiang Mai, Tailandia. 09 de febrero de 2024
¿ES LA CRISIS NUESTRA ZONA DE CONFORT?
Hermanos, quiero compartir con ustedes este ensayo, no para leerlo de un solo jalón, sino para reescribirlo, corregirlo juntos, editarlo fraternalmente… o bien, criticarlo, expandirlo, pero sobre todo para motivar la reflexión. ¡Realmente extrañamos la voz de nuestros hermanos! de nuestros misioneros mayores dando luces, y de los jóvenes generando nuevas ideas. Tendremos una Asamblea General en menos de un año, es importante que el IMEY que amamos esté en el centro del pensamiento. Espero que todas las referencias históricas aquí citadas animen a los jóvenes misioneros a conocer la apasionante historia del IMEY, pero también a nuestros hermanos mayores, para refrescar su memoria e invitarlos a revivir y compartir con nosotros esos momentos de los que ellos son testigos vivientes. Somos herederos de una conmovedora historia de Salvación a la cual no podemos defraudar.
Esteban Cañola Quiceno MXY
Prefacio | |
Empecemos con estas palabras del Papa Francisco que iluminan la intención de este ensayo: “La palabra crisis me gusta. No me gusta la palabra problema. Una crisis tiene movimiento interno. Pero de una crisis se sale para arriba, no se sale de una crisis con enjuagues. Hay dos principios de la crisis: se sale para arriba y no se sale solo. Los que quieren salir solos terminan transformando el camino de salida en un laberinto, que siempre da vueltas y vueltas. Y las crisis hacen crecer. A mí me encanta cuando una persona, una familia, un país, entra en crisis porque si la resuelve bien, creció.”[1] |
Pregunta | |
Entre tantos temas tabú que hay entre nosotros, no deja de ser curioso que el concepto crisis sea usual en nuestras conversaciones y escritos; de hecho, no lo evitamos. El mismo superior general[2] apela a esta palabra para describir el momento actual: “Esa misma fe y confianza nos anima frente a los momentos de crisis que ha tenido que vivir nuestro Instituto en este último tiempo y en este periodo de gobierno.”[3] Es legítimo preguntarse si cuando apelamos a la existencia de crisis, lo hacemos desde un abordaje pesimista o desde la fundamentación teológico-pascual que entiende que la crisis de la Cruz es el antecedente mistérico de la Resurrección. |
Motivación | |
El texto que se presenta a continuación nace de la inquietud que me generó esta afirmación del padre Omer Giraldo[4]: “No quiero ocultar de entrada que siento que nuestro IMEY vive una de sus peores crisis de sus 95 años de historia, desde la fundación del Pontificio Seminario de Misiones.”[5] De la cita anterior resalto tres aspectos: En sus 95 años de historia, por lo cual este artículo apela a la historia y a sus testigos. Habla de crisis en plural, lo que significa que hemos superado otras; por tanto, recordaremos cuáles.Afirma que la actual crisis es una de las peores. ¿Por qué? Lanzaremos algunas hipótesis. |
RECORRIDO POR LA HISTORIA.
- Delito de extrema pobreza (1927-1933)
- Contexto: A principios del siglo XX, cuando fue fundado el Seminario de Misiones, los seminarios en Colombia tenían en su estructura una herencia innegable de la cultura europea. Casi que los únicos que podían contemplar la idea de ser sacerdotes eran los hijos de familias con solvencia económica. Aunque no tengo cómo comprobarlo y no es el objetivo de este texto, me gusta pensar que Mons. Builes[6] fundó el primer seminario pobre del mundo, lo cual debe ser una inspiración del Espíritu que compartamos el mismo origen humilde con el Redentor. Esa nueva idea de seminario desestabilizó la institucionalidad eclesial del momento y por consiguiente fuimos denunciados por el delito[7] de extrema pobreza ante la Santa Sede.
- Testimonio: “La primera crisis se originó al querer cerrar el Instituto por las condiciones de pobreza y la falta de adecuación de su infraestructura. Monseñor Builes logró sortear esta situación gracias al apoyo de un obispo amigo del Nuncio Apostólico de la época.”[8]
- Anécdota: La visita del Nuncio Pablo Giobbe[9] con Mons. Juan Manuel González[10] al Seminario de Misiones el 9 de noviembre de 1933, calmó la marea y resolvió muchas dudas, quedando para la memoria las palabras que dijo al despedirse: “bien vale la pena hacer cualquier esfuerzo para visitar esta obra de Dios”.
- Tres crisis de identidad
- Primera (1937-1939): Aunque desde que era párroco de Remedios, Mons. Builes soñaba[11] con misioneros para la China, al principio no fue muy claro el objetivo con el que fue fundado Seminario de Misiones, durante algún tiempo se pensó que los misioneros allí formados trabajarían en diócesis de clero escaso.
Al nacer como seminario, congruentemente pertenecíamos al Dicasterio de Educación Católica, pero en julio de 1937 durante la visita de Mons. Juan de Unzalu y Landaburu[12], un oficial del Dicasterio de la Propagación de la Fe, el Fundador, en un emocionado discurso, le entregó el Seminario de Misiones a dicho Dicasterio…, hecho determinante para la vida del Seminario que desde entonces empezaría a utilizar el término: “para las misiones extranjeras”, un primer paso en la dirección hacía donde llegaría el Instituto finalmente en 1956.
Entre la visita de Mons. Unzalu en 1937 y la aprobación de las primeras Constituciones en 1939 —entregadas al Dicasterio encargado de los Seminarios y finalmente aprobadas por Propaganda Fide— se ubica la ordenación de los primeros sacerdotes en 1938, quienes salieron a misión a la Costa Atlántica colombiana en un momento en el que el Instituto apenas estaba empezando a definir su identidad.
- Segunda (1956): Para esta época el Instituto ya tenía a su cargo dos Prefecturas y dos Vicariatos Apostólicos, todas ellas jurisdicciones muy extensas que demandaban todo el personal disponible del Instituto. Pero algunos misioneros querían continuar en las misiones de la Costa Atlántica, argumentando la motivación fundacional de Mons. Builes de ayudar a las diócesis con poco clero. Esto generó un debate en el que hubo que consultar a la Santa Sede. Después de recibir la confirmación del Vaticano, el Fundador escribió una Circular donde además de ordenar la salida de las parroquias de la Costa Atlántica, dijo que de este tema identitario no se hablara más, la discusión estaba zanjada.
- Testimonio: “Un segundo momento de crisis se dio al discutir el fin del Instituto, ya que monseñor Builes nos había fundado para el servicio de diócesis pobres. La Santa Sede resolvió el asunto clarificando que el naciente Instituto tenía jurisdicción en la Sagrada Congregación de Propaganda Fide. Por esta causa un grupo de misioneros decidió continuar su labor pastoral en las diócesis donde ejercían su ministerio.”[13]
- Anécdota: A Mons. Jaime Duque[14] le gustaba relatar que en 1956 salieron los Misioneros de Yarumal de El Banco-Magdalena, siendo el padre Oscar Osorio[15] el último de ellos, y que 50 años más tarde llega otro MXY como obispo de ese lugar (refiriéndose a él mismo).
- Tercera (1990-1996 y 2002-2008): Los gobiernos liderados por los padres Jesús Osorno[16] y Jairo Gómez[17] se perfilaron como radicales en cuanto a la opción Ad Gentes, empujados por Puebla: “Llegó tu hora América Latina de dar de tu pobreza”[18]. La tensión entre dos bandos en el Instituto pareció resaltar el primer anuncio como lo esencial y más específico del ser misionero. La intención siempre fue buena, sólo que se olvidó que un alto porcentaje de la Comunidad no sabía cómo hacer esta misión.
Muy pronto se evidenció que la idiosincrasia del latino tejida en el trópico, las montañas y la selva, y caracterizada por el monolingüismo y la pobreza, fueron determinantes a la hora de emprender un esfuerzo de constancia para entrar a otra cultura. Muchos seminaristas y sacerdotes desertaron en medio de los procesos improvisados, ya habituales en los Misioneros de Yarumal. Surgieron las quejas de inestabilidad, abandono del Instituto y el resentimiento de muchos por sentirse de segunda y sin validez, ante los criterios de los superiores mencionados que ponderaron las misiones africanas y asiáticas con discursos conmovedores.
Durante el gobierno del padre Jairo Gómez se decidió la entrega de aquellas parroquias que ya no obedecían al carisma del Instituto. Esto generó una sensación parecida a la del año 56, porque muchos no querían salir de estos lugares y no creían que fuera el momento para que el clero diocesano los asumiera. Muchos utilizaron como argumento, la pregunta ¿cómo se van a sostener económicamente las misiones pobres sin la ayuda de estas parroquias?
- Declaración de independencia (1950)
- Contexto: En 1938 Mons. Aníbal Muñoz Duque[19] asumió la rectoría del Seminario y durante 12 años consecutivos tuvo la figura de vicesuperior de la Comunidad, desempeñando oficios entre los que se encontraba desde visitar las misiones hasta sugerir los candidatos para Prefectos Apostólicos de Labateca y Mitú. Durante este periodo, la presencia de Mons. Builes era intermitente, él depositó toda su confianza en Mons. Muñoz, quien no sólo fue el arquitecto de la Capilla de la Casa Madre, sino que —en la opinión de algunos— fue el arquitecto de la Institución como tal. Era de tal relevancia que en el primer Capítulo General, se pensó que lo mejor era elegirlo como Superior General del Instituto. Se conoció después de los hechos que Mons. Muñoz había considerado la posibilidad, “no aceptaría, pero se integraría jurídicamente al Instituto que consideraba tan suyo, siguiendo el proceso exigido por las Constituciones.”[20]
Con excepción de Mons. Builes, todos los capitulares habían sido formados bajo la disciplina de Mons. Aníbal Muñoz, fue verdaderamente difícil para ellos comunicarle por muchos gestos qué, aun cuando estaban profundamente agradecidos, ya era el momento que los MXY empezaran a asumir la responsabilidad del Instituto. El Capítulo nombró a Mons. Jesús Emilio Jaramillo[21] como el nuevo rector del Seminario y al padre Francisco Javier Gil[22] como vicesuperior, ambos tuvieron la difícil tarea de llenar los zapatos de alguien que pensaba que el Instituto no funcionaría bien sin él.
- Anécdota: Al final los padres capitulares hicieron un gran reconocimiento a Mons. Muñoz, pero al no ofrecerle siquiera la opción de ser parte del primer gobierno general, éste salió desilusionado. Estas tensiones se extendieron hasta su época como Cardenal cuando fue invitado a presidir la Eucaristía de las Bodas de Oro del Instituto en 1977 y el superior general del momento, Mons. Bayter[23], tuvo que soportar una homilía donde no se habló propiamente bien de la dirección que había tomado el Instituto desde que él había salido.
- Queja por el Superior ausente
- Primera vez (1954-1956): Durante el periodo del primer Consejo General, el IMEY entró en un proceso de aprendizaje de cómo configurarse en una Comunidad como tal, con los organismos propios de autoridad, que ya no recaían en el rector del Seminario. Durante ese proceso surgieron clamores en el sentido que el Superior General del Instituto no dedicaba el tiempo suficiente, debido a su oficio como obispo de santa Rosa de Osos y éste ya se había acostumbrado a delegar todo en el vicesuperior, que para ese momento era el padre Francisco Javier Gil, ya no el rígido Mons. Muñoz; además, con los problemas que surgen en tantos territorios misionales tan dispersos y que reclaman la presencia de la cabeza de la Institución, la gobernabilidad empezó a fallar, pues ésta recaía en quién —para algunos y con el pensamiento de la época— seguía siendo un sencillo vocero. De manera que la Santa sede envió, a finales de 1954, al padre Hilario Albers OP para una Visita Canónica que se extendería hasta 1956.
- La solución: Los periodos de los Superiores Generales antes del Concilio Vaticano II eran de diez años, pero ante esta situación la Santa Sede autorizó la celebración del segundo Capítulo General, esta vez, extraordinario. Curiosamente, para solucionar esta dificultad, el papa Pío XII nombra a otro obispo como el segundo Superior General del Instituto: el Vicario Apostólico de Buenaventura. En ese momento el IMEY se sintió honrado con esa designación porque Mons. Gerardo Valencia Cano[24] era un miembro eminente y apreciado de la Comunidad.
- Segunda vez (1959): Mons. Valencia trató de cumplir las expectativas de los MXY, quienes querían un Superior de tiempo completo, de hecho, envió a Mons. Jesús Emilio Jaramillo a que hiciera sus veces en Buenaventura para estar más al frente del Instituto, pero esto no fue suficiente para quienes —de nuevo— elevaron quejas al Vaticano. Ciertamente Mons. Valencia estaba al frente de muchas responsabilidades, pero también es cierto que él se entregaba a todas ellas con todas sus fuerzas… “Valencia está pues, en el vértice del trípode de sus preferencias: el Vicariato, el Instituto de Misiones y su Movimiento UFEMI, a los cuales en general y a cada uno en particular, se da por entero.”[25] Pronto se evidenció el sacrificio de Valencia por lo pesado de la carga. Ausencias en uno y otro lado eran de esperarse.
- Consecuencia: “En su ajetreo le encontró la carta de la Santa Sede en la cual se le pedía, que para que pudiese atender mejor, ya al Instituto, ya a su Vicariato, que presentara su renuncia a uno de los dos cargos. No sabemos si la misiva romana le sorprendió o si, por el contrario, ya era esperada por él. Lo cierto es que el 28 de marzo escribía estoicamente la siguiente esquela: Monseñor Gerardo Valencia Cano m.x.y. Vicario Apostólico de Buenaventura, avisa: a todos los amigos, bienhechores y exalumnos del Instituto de Misiones de Yarumal, que la Santa Sede se ha dignado exonerarlo de su cargo de Superior General de dicho Instituto.”[26]
- La misma solución: “Del seis al ocho de junio se celebraba el Tercer Capítulo General (éste extraordinario), del Instituto de Misiones con el fin de elegir Superior General. Resultó elegido para tal cargo el padre Jesús Emilio Jaramillo, quien, a la sazón, como antes anotábamos, era el Vicario General de Monseñor Valencia.”[27]
- Tercera vez (2008-2012): Esta vez la ausencia no era tanto física sino mental, debido a los primeros signos de cansancio que se empezaron a notar en el padre Gustavo Mejía[28] después de tantos años de servicio. Aunque se podría mencionar también que para el momento, había algunos miembros del Instituto que no estaban contentos puesto que consideraban como un retroceso haber elegido un superior general que ya había estado en los años 80 y hubieran preferido que el padre Luis Carlos Fernández[29] continuara por la misma línea del padre Jairo Gómez, lo cierto es que los miembros del Consejo apelaron al argumento del deterioro en la salud del padre Gustavo Mejía, pues afectaba la comunicación entre ellos y, por tanto, el correcto funcionamiento del Instituto. La situación llegó a ser insostenible, por lo que, en un hecho sin precedentes, los cuatro miembros del Consejo presentaron la renuncia.
- Datos consignados en Sitio de Encuentro: Algunas personas acuñaron[30] el texto bíblico “Entonces llegaron cuatro llevando un paralítico” a la situación del momento, a lo cual el Consejo respondió: “Conservamos nuestra relación fraterna con el padre Gustavo, queriendo lo mejor para él y para el Instituto. Rechazamos todo lenguaje desobligante en detrimento de su persona y de su dignidad de Superior General.”[31]
- La solución de siempre: La Santa Sede envió al padre Gabriel Naranjo CM, como visitador para la XII Asamblea General Extraordinaria, en la cual salió elegido el padre José del Rosario Jiménez[32] como superior general.
- Cortina de humo (1962-1964).
Istmina y UPB son dos crisis de época, distintas en cuanto a forma, pero similares en cuanto a la relación conflictiva con la autoridad.
- Contexto de Istmina: Las misiones en el Chocó tenían fama, era usual escuchar que la misión más difícil del Instituto era Catrú[33]. Los misioneros, además de pasar por necesidades económicas serias, tenían que soportar que, tanto el dinero del Vicariato como las energías del obispo estaban orientados hacia la formación del clero diocesano, no necesariamente nativo inicialmente. Mons. Gustavo Posada Peláez[34] llegó a considerar que se diera por terminado el Jus Comissionis, contrato por el cual la Santa Sede le encomendaba el Vicariato Apostólico de Istmina al IMEY; por lo tanto, el clero para esa jurisdicción —incluyendo el obispo— debía proveerlo el Instituto. Para esta situación, la Santa Sede envió a Mons. Eloy Tato Lozada IEME[35] para una visita canónica que se extendió por tres años, puesto que se amplió hacia otros problemas de la Comunidad… lejos del Chocó.
- Contexto de UPB: Coincidió en el tiempo que, las ideas del Concilio en ciernes penetraron mentes inquietas y brillantes como la del padre Manuel Agudelo[36] y otros. Mientras algunos se empezaban a escandalizar por los cambios que traería el Vaticano II, algunos jóvenes en el Instituto encontraron en las noticias que llegaban de Roma, la motivación para cuestionar cosas tales como: la formación en el seminario, las tradiciones vetustas o la figura de autoridad que tomaba decisiones inapelables. Lo curioso fue que precisamente la figura de autoridad que estaban cuestionando se impuso por la fuerza. A la resolución de la crisis pareciera que no llegó el Espíritu dialogal, pues por esa época estaba en Roma presidiendo el Concilio.
- Versión de Mons. Bayter: “La cuarta crisis fue suscitada por un grupo de sacerdotes de nuestra comunidad que se llamaron la UPB: Unión de Padres Berriondos. Eran sacerdotes de corte liberal, quienes de una manera muy deportiva querían que no nos quedáramos estancados en los criterios conservadores de Monseñor Builes. Con ocasión de la visita de Monseñor Tato, enviado por la Santa Sede para solucionar ciertos problemas que había en Istmina, se desvió el objetivo de su visita y se canalizó en este problema de la UPB.”[37]
- Versión del padre Manuel Agudelo: “Y éteme aquí que se prendió entre el Vicario Apostólico y los javerianos del Chocó, […] exigió un Visitador Apostólico (el Vicario Apostólico de san Jorge, Mons. Eloy Tato Losada). Visita a todas las zonas y personas en litigio que después de tres años, Roma zanjó el asunto: el Instituto sigue siendo protagonista de “Jus commisionis”, pero no enviaría más misioneros a Istmina. […] Tres javerianos salieron de Yarumal y se incardinaron al Vicariato. […] Por esas calendas surgió una situación interna disciplinaria en el seminario menor de Yarumal, cuya Junta de disciplina incluía unos ocho misioneros “jóvenes e impetuosos”, como fueron calificados, que en charlas de sobremesa se denominaron con la sigla UPB (Unión de Padres Berriondos) […] y la situación llegó hasta el Fundador: pan servido para los litigantes de Istmina. […] Sigue vigente la sombra de la UPB a la cual el Fundador llamó “sigla maldita” […] Y no se puede negar que fue un momento verdaderamente difícil del Instituto. Al fin la UPB sirvió para echar un velo sobre el revolcón de Istmina…”[38]
- Época de cambio y el profeta javeriano (1966-1972)
- Cuarto Capitulo Extraordinario: Esta es una época de profundos cambios en todos los ámbitos eclesiales gracias al Concilio Vaticano II, tanto así que la Santa Sede pidió a las Congregaciones Religiosas celebrar nuevos Capítulos Generales con el fin de adaptar las Constituciones a la nueva legislación y lenguaje de la Iglesia. Los tres superiores generales que tuvo el Instituto antes del Concilio no pudieron terminar los diez años que les concedía la normativa del momento. Los Capitulares eligieron a un padre Conciliar, Mons. Heriberto Correa Yepes[39], hasta entonces Prefecto Apostólico de Mitú.
- El incomprendido: Aunque el profetismo de Mons. Gerardo Valencia Cano alcanzó proporciones latinoamericanas después del Concilio Vaticano II, ciertamente desde su labor como Prefecto Apostólico de Mitú empezó a desconcertar a los defensores de la Institucionalidad: “Había comenzado en los años 50 su labor como sacerdote en las selvas de Colombia. Él sabía que el rumbo de la institución tenía que cambiar y, en su perspectiva, el cambio significaba, por un lado, incorporar el laicado —incluyendo a las mujeres— al trabajo diario de la Iglesia y, por otro, trabajar con las personas más marginadas de su tierra.” [40]
Inspirado en una misionera protestante[41], fundó el primer movimiento eminentemente laical y femenino en una época en que ni el Gobierno Colombiano les había concedido igualdad política a las mujeres, ni la Iglesia había legislado acerca de la responsabilidad del seglar en la Evangelización: “De este modo, doce años antes del Concilio Vaticano II, Valencia Cano realizaba cambios en la orientación del trabajo misionero y en la integración del laicado al mismo, casi como un visionario de las futuras perspectivas de la Iglesia.”[42]
Pero es a partir de los años sesenta cuando se encuentra que sus acciones y escritos no conocen de prudencia en el momento de plasmar los mandatos conciliares a todas las esferas posibles de la Iglesia latinoamericana: “Por todo esto, ahora se convierte en el apóstol del aggiornamento de los laicos, de los sacerdotes, de los religiosos, en promotor del ecumenismo, en hermano de los hermanos separados. Se convierte en predicador asiduo del aggiornamento de los seminarios, de su apertura a la realidad del mundo en el cual va a ejercer el ministerio de la palabra, que no puede ser de alienación sino de liberación y compromiso.”[43]
La fundamentación teológica de Valencia Cano —emanada del Concilio— fue catalogada por algunos como rebelde, comunista y liberal. “Será rebelde a medida que se identifica con el Evangelio, comunista a medida que entiende a Jesucristo y a la Iglesia de los pobres, liberal a medida que se apropia de las decisiones del Concilio, y obispo Rojo a medida que se despoja de títulos brillantes y vestidos encarnados. ¡Paradojas!”[44]
El profetismo de Mons. Valencia puso en crisis a varios en el Instituto, y éstos, a su vez, lo hicieron sentir culpable por los misioneros de Buenaventura que estaban dejando el ministerio para casarse. Hoy es fácil valorar a Mons. Gerardo Valencia porque nos consta el impacto que dejó en América Latina no sólo en la formulación misionológica sino en su compromiso con los más pobres, pero para ese momento, algunos miembros del IMEY llegaron a verlo como un problema para la Iglesia: “La tercera crisis: Como consecuencia de la reunión de Medellín en 1968 surge a nivel nacional un movimiento de sacerdotes del país, en el cual participaron muchos Misioneros Javerianos, apoyados por Monseñor Gerardo Valencia Cano, llamado Golconda. Ante la presión de las autoridades eclesiásticas, muchos desertaron de su ministerio.”[45]
Pero tanto, las dos primeras reuniones del grupo Golconda, como el Encuentro Continental de Misiones en Melgar o la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Medellín —todas ellas llevadas a cabo en el año 1968 y donde Mons. Valencia desempeñó un papel fundamental— significan mucho para la Iglesia Latinoamericana, pues plasman en sus documentos el trabajo que venía realizando Mons. Valencia en pro de la Misionología Latinoamericana, la cual es antecedente sine cuan non de la Teología de la Liberación. Dice Mons. Samuel Ruiz García, obispo de Chiapas-México: “la reunión de Melgar tuvo repercusiones continentales en el caminar misionero en el momento de parteaguas postconciliar”[46]
- Teología de la Liberación: ésta es reconocida en todo el mundo académico como la más representativa teología producida en América: “Medellín fue, más que unos documentos, un espíritu renovador, un carisma y una responsabilidad comprometida, un horizonte de esperanza aún no cerrado; pero también unos documentos que representaban la entrada de la Iglesia en el nuevo contexto histórico latinoamericano, del que ésta no podía permanecer al margen. Como es bien conocido, dicha postura propició el verdadero nacimiento de la Teología de la Liberación, que en Medellín tuvo su bautismo oficial.”[47] Y cabe resaltar que “Valencia Cano fue un hombre detrás del telón en Medellín”[48].
El entramado detrás de Medellín no es otra cosa que la fundamentación teológica —procedente directamente de la experiencia con el ser humano de las periferias— de Gerardo Valencia y dom Hélder Câmara, “los dos obispos más entrevistados por los curiosos y periodistas”[49]. Así lo registra el Dr. Victorino Pérez Prieto: “Mons. Valencia tuvo una activa participación en Medellín, donde dijo: ‘Se impone un cambio de estructuras, pero no se debe acudir a la violencia armada y sangrienta que multiplica los problemas humanos, ni a la violencia pasiva inherente a las estructuras actuales que deben ser modificadas’. De familia humilde, tuvo siempre una clara opción por los pobres.”[50]
La teología de la Liberación radicalizó en el MXY su mirada hacia América Latina, lo que propició un cambio de mentalidad en el IMEY, pues la Circular del 56 entró en riña con la Teología de la Liberación. El mandato del 56 se engavetó en orden a desarrollar la fascinación de “… a liberar a los pobres me ha enviado el Señor”. La tensión entre Liberación y Ad Gentes persistirá como una búsqueda en el carisma del Instituto. La fijación por la liberación echó auténticas raíces en mentes y prácticas pastorales que doblegaron el fin del IMEY.
- Los dos bandos (1972-1978)
Esencialmente estamos configurados en la bipolaridad, con atenuantes y matices. Liberales y Conservadores. Tradicionales y avanzados. Es en esta dialéctica de polos como avanzan las cosas, las ideas. Algunos se declaran de centro, centro izquierda y centro derecha, lo que es válido. Esta polaridad tiene dos causas, entre otras: una reacción normal a mantener o a rebatir el conservadurismo político y eclesial del Fundador y del Cardenal Muñoz. El Concilio Vaticano II y todo lo que sucedió en América Latina, irrumpió con tal fuerza avasalladora que asustaba a un clero conservador, y sin límites llevó a otros a la ribera de la violencia armada.
- Quinta Asamblea: Desde hacía varios años se iba notando con más claridad que en el Instituto algunos misioneros se alineaban hacia el ala liberal y otros hacia el ala conservadora, no sólo políticamente hablando sino en cuanto mentalidad. Durante esta Asamblea postconciliar fue muy evidente, había 7 representantes de la corriente liberal y 14 de la corriente conservadora, y por supuesto eso se vio reflejado en las votaciones de los miembros del Consejo en el que no se sintieron representados los del primer grupo. La confrontación fue tal que estos misioneros liberales desconocieron los miembros del Consejo y sólo recibían como autoridad a Mons. Bayter para las visitas a las misiones. La tensión se extendió durante los seis años de gobierno.
- Anécdota: Durante la Eucaristía que se celebró en Yarumal en la Asamblea Consultiva de 1972, Mons. Belarmino (que estaba afuera de la capilla) sube al altar y le dice al oído a Mons. Heriberto (quien estaba presidiendo) la noticia de la muerte de Mons. Valencia y el padre Eutimio Múnera, a quienes se mencionaron en el memento de difuntos. El padre Manuel Valencia dice que ese día Mons. Gerardo Valencia Cano unió de nuevo al Instituto.
- Sexta Asamblea: Para que no se repitiera la situación de las dos facciones, el Instituto pidió permiso a la Santa Sede y ésta autorizó que, por única vez, todos los miembros del IMEY pudieran votar y no sólo los delegados, así fue reelegido por voto general Mons. Bayter, primer superior general no-antioqueño, quien ayudó a salir al IMEY de la mentalidad colonialista paisa del siglo XIX, lo que inconscientemente tenía enfrascado al Instituto en su cultura y en su mundo.
En las sesiones de la sexta Asamblea se discutió la posibilidad de abrir misiones en el África y se llegó a la conclusión que no era el momento. Pero en los encuentros internacionales de los superiores de Institutos Misioneros, Mons. Bayter fue cuestionado por los demás superiores sobre si merecíamos ese adjetivo ya que no habíamos salido de América Latina, ante lo cual el Superior General desobedeció el mandato de la Asamblea, dando apertura a las misiones de Kenia y Angola en 1982. Mons. Bayter fue un superior providencial por ser ejecutivo y crear las condiciones económicas y relacionales para este paso importante en la vida del Instituto.
- Crisis económica (2012-2021)
Aunque nacimos en condiciones de pobreza, con el correr de los años, la generosidad de los bienhechores y la buena gestión de algunos superiores antes mencionados, la Comunidad alcanzó una estabilidad económica suficiente para sostener sus obras.
Con la crisis financiera internacional[51] que aconteció en el 2008, con coletazos hasta el 2009 y años siguientes, algunos misioneros empezaron a preguntar si el Instituto había resultado afectado debido a que había algunas inversiones en la Bolsa… la respuesta fue que sí y que se habían tomado decisiones muy inteligentes para salvar lo que más se pudo… respuesta con la que nos conformamos debido al secretismo con el que siempre se manejan las cifras económicas.
Pero no fue hasta la XII Asamblea General Extraordinaria del 2012 que el Instituto se empezó a enterar de la situación económica que nos aquejaba. Una crisis económica que tiene multifactores:
- La falta de personal formado para esta labor.
- Las recesiones económicas de Colombia.
- El abuso de gastos sobre el patrimonio.
- La corrupción al interior de la Economía General.
El gobierno general del 2012-2018 liderado por el padre José del Rosario Jiménez tuvo la gran responsabilidad de tomar las medidas necesarias para salir de esta crisis.
- ¿Cesó la horrible noche?: durante tantos años nos asustaron con el fantasma de la crisis económica, e invocándolo se recortaban presupuestos como el de la comida del Seminario, que quedamos gratamente sorprendidos cuando en la pasada Asamblea Consultiva de noviembre de 2021 —después de ser cuestionado por algunos misioneros sobre las inversiones en Yarumal— el ecónomo general entregó un positivo balance con el cual confirmó que la crisis ya había pasado.
- Parece que no: Diez minutos después de que la economía general afirmara que ya la crisis había pasado, el superior general, dijo que no había terminado. Parece que llevamos tantos años conviviendo con la crisis que ya es nuestro hábitat natural y no nos atrevemos a salir de la zona de confort ¡quien creyera, es la crisis nuestra zona de confort!
- Constituciones (1933-202?)
- Cita fundamental: “Nosotros en poco tiempo vamos para un quinto cambio, 1933, 1945, 1959, 1988 y… 201? ¿No es esto una demostración de inestabilidad y fragilidad?”[52]
La cita del padre Guillermo López me genera esta inquietud: Cuando usamos el concepto de inestabilidad y lo aplicamos a un misionero por su salida, ¿no valdría aplicarlo en primer lugar al Instituto y decir que es éste el inestable y frágil?
- Actualidad: en este ámbito deberíamos estar avergonzados por dos razones:
- La Asambleas Generales de los MXY están diseñadas para agotar a los participantes con una primera semana de retiros, otra semana de charlas con invitados de lujo y ya cuando todo mundo quiere acabar rápido, se abordan los temas fundamentales a los cuales se les da una mirada superficial. Tal fue el caso con la revisión a la propuesta de reforma de las constituciones que fue aprobada por la Asamblea General del 2018 en tiempo récord, como los pupitrazos del Congreso que tanto criticamos.
- ¡Qué pena! que durante estos últimos cinco años estuvimos esperando una respuesta del Dicasterio para la Evangelización sobre dicha reforma a las Constituciones y cuando los superiores preguntaron… la respuesta fue: “aquí no nos ha llegado nada” ¿Por qué somos así de distraídos en lo fundamental para la vida del IMEY?
- Deserciones (1949-2023)
- Dato curioso: La noticia del primer sacerdote en dejar el IMEY, entristeció tanto a Mons. Builes, quien no supo tramitar sus sentimientos y en medio de su dolor llego a desearle la muerte[53] al padre Fidel Blandón.
- Dentro de las múltiples causas por las cuales los sacerdotes han decidido dejar el Instituto, hay tres situaciones históricas que en su momento generaron una crisis de identidad ministerial:
- La circular del 56 que precisó una radicalización del trabajo con indígenas y afrosdescendientes y trajo como consecuencia una deserción de miembros, dado que muchos sintieron que tenían más habilidad para diócesis de escaso clero.
- El Concilio Vaticano II, expresión religioso-cultural de un paradigma occidental más amplio, que supo superar la visión tridentina y opuesta a la modernidad en la que la Iglesia se había quedado anclada desde el medioevo. El giro epistemológico hecho por la sociedad siglos antes, fue celebrado en la Iglesia sólo hasta el Concilio Vaticano II que además de actualizar su lenguaje, vuelve su mirada al ser humano para encontrar a Dios allí. Esto fue considerado por un importante número de clérigos como la desacralización del ministerio y prefirieron dejarlo.
- La Teología de la Liberación donde la opción por los pobres y la radicalización política se confundieron y donde “la misionología, no sé si tan clara de unos y la falta de pedagogía produjo una baja estima en varias capas del personal. Es un periodo obscuro, de deserciones y de crisis como aquella de fines de los años 40 y aquella de mediados de los sesenta. Misioneros de primera y de segunda es algo que marcó a unos y otros.”[54]
- Cifras aproximadas: en todas las asambleas generales se ha abordado este tema, pero nos ha hecho falta una reflexión profunda para entender todo lo que significa que tantos miembros de nuestra familia ya no se sientan cómodos entre nosotros. El número de los retirados es mayor que el de “la iglesia reinante” o que el de “la iglesia peregrina” del IMEY:
Periodo | Superior general | Sacerdotes retirados[55] | |
1938-1956 | Mons. Miguel Ángel Builes | 13 | |
1956-1959 | Mons. Gerardo Valencia Cano | 4 | |
1960-1966 | Mons. Jesús Emilio Jaramillo | 10 | |
1966-1972 | Mons. Heriberto Correa Yepes | 18 | |
1972-1978 | Mons. Antonio Bayter Abud | 19 | |
1978-1984 | Mons. Antonio Bayter Abud | 15 | |
1984-1990 | P. Gustavo Mejía Cataño | 17 | |
1990-1996 | P. Jesús Emilio Osorno | 20 | |
1996-2002 | Mons. Edgar Tirado Mazo | 20 | |
2002-2008 | P. Jairo Gómez Guzmán | 21 | |
2008-2012 | P. Gustavo Mejía Cataño | 14 | |
2012-2018 | P. José del Rosario Jiménez | 16 | |
2018-2024 | P. Germán Alonso Mazo | 13 | |
Total | Aprox. 200 |
Hacer una lista como ésta de los Hermanos, es casi imposible… una disculpa. Con toda seguridad hay imprecisiones en algunas cifras. Pero si a 429 sacerdotes que han sido ordenados en el IMEY, se le restan estos 200 retirados y los 112 que han muerto dentro del Instituto, el total son 117 sacerdotes activos, un número que no está muy lejos de la realidad. Actualmente el Instituto cuenta con 8 Hermanos, lo cual significa que, con los diáconos, somos unos 127 miembros de promesa perpetua aproximadamente.
ACTUALIDAD: PREGUNTAS E HIPÓTESIS
- ¿Aún vivimos la crisis de extrema pobreza?
Si bien esta crisis ya no existe, la pobreza material siempre ha estado presente en nuestras misiones, muchas veces trabajando con las uñas, pasando necesidades en algunos lugares y recibiendo comparaciones incomodas con otras comunidades que pueden acometer grandes proyectos. No han faltado los poetas que romantizan esta característica de los Misioneros de Yarumal afirmando que esto hace parte de nuestra identidad y que a las misiones, nosotros no llevamos dinero sino amor y entrega desinteresada por quienes sufren. Esto pastoralmente hablando puede ser correcto, pero no hemos sido capaces de poner a dialogar las dos realidades, esto es, que aun cuando somos una comunidad cristiana, también tenemos lineamientos de una Institución, y por tanto, la oficina de recursos humanos —que en nuestro caso se llama secretaría de Gestión Humana— debería hacer su papel, procurando el bienestar de los misioneros y proporcionando los medios para la realización de su proyecto personal de vida.
No podría olvidar cuando el P. Jairo Gómez recibió la economía general en 2013 en medio de una crisis tremenda y propuso rebajar la cuota mensual. Jocosamente el P. Omer Giraldo con su característico tono de voz dijo: “¿rebajarla? ¡no, antes hay que subirla para mantener animado el personal!”. Y es cierto, somos un personal resignado, sin ahorros para darse un paseo en las bodas de oro o imposibilitados para ayudar a la familia en caso de emergencia. ¿Puede el Instituto ser generoso con quien voluntariamente ha donado su vida por este proyecto apasionante? ¿Es la tacañería la dinámica con la que la institución se relaciona con sus miembros?
Creo firmemente en lo que me explicaba un compañero cuando estábamos en el seminario, que “salir de la pobreza dignifica el ser humano”, ese es el motivo por el cual nuestra acción apostólica va siempre acompañada de proyectos de promoción humana. He escuchado burlas hacia quienes han decidido ir a trabajar a Estados Unidos, diciendo que ellos querían vivir “la experiencia del dólar”, pero quizá en cada persona hay un anhelo por la tierra prometida, a lo mejor se fueron porque se sintieron abandonados o poco valorados. Los sueños por querer vivir en mejores condiciones o invertir en su formación profesional no lo hacen menos misionero, lo hacen humano.
- ¿Aún vivimos la crisis de identidad?
¿Dio el Fundador una zanjada definitiva a la discusión sobre el carisma en 1956? En principio parece que sí, pero del concepto al hecho real hay mucho trecho. El Instituto tiene que “tolerar” —si se me permite la expresión— una realidad y esta es, que muchos MXY por multiplicidad de razones después de probar la primera evangelización se descubren no aptos para ella. Dos caminos les quedan: una vida diocesana o vivir dentro del IMEY prestando servicios que inconscientemente los hiere en su ministerio al sentirse limitados o como de segunda categoría, en un Instituto que difícilmente potencia las capacidades de quien es diferente al misionero “berraco”.
El camino de la identidad se juega en la interioridad de cada misionero finalmente. Es ahí justo donde se encuentra el camino para interpretar, adaptar y vivir la misión. Hay una bipolaridad en el carisma, y es dentro de ella que cada quien se sitúa. El carisma es un espacio espiritual y de vida, no hecho para frustraciones sino para vivir la experiencia de Dios. El IMEY nunca puede olvidar que su esencia y horizonte es la Missio Ad Gentes. Pero bien sabemos que el horizonte es una línea imaginaria que se aleja cada vez que nos intentamos acercar, por esta razón no se puede dogmatizar la caminada hacia ese horizonte, pues no todos caminamos al mismo ritmo. Toda radicalización es contraria al equilibrio. En la esencia de la radicalización está la exclusión. Aceptar la diferencia da sentido y orientación al quehacer identitario.
No sin sabiduría, en el acto fundacional Mons. Builes señalaba la ayuda a diócesis pobres de clero… extirpar esto fue un error y él lo aceptó por su obediencia probada. Este recurso salvaría a muchos de la vergüenza de no ajustarse al carisma. En la práctica varias misiones están ubicadas en diócesis con poco clero, y si fuéramos radicales en cuanto a misión Ad Gentes, sólo podríamos trabajar en las Prefecturas Apostólicas de Batambang y Kompong-Cham, y en los Vicariatos Apostólicos de Mitú, Inírida, Aguarico, El Puyo, Puerto Ayacucho y Phnom-Penh.
La discusión está a la orden del día y no se pretende aquí decir quien está o no en lo que algunos llaman “las coordenadas de la Misión Ad Gentes”. Y ese relato, que hace que muchos se sientan de segunda clase, debe ser superado también. Insisto que ha sido muy buena la intención de quienes han impulsado el Instituto a fijar su horizonte en otros continentes, pero no nos dimos cuenta que ese discurso, al encumbrar la misión en realidades no cristianas y de pobreza por encima de las otras, ha hecho que muchos miembros con cualidades diferentes se sientan en el lugar equivocado; lamentablemente hemos perdido grandes talentos en muchos hermanos que habrían podido prestar un servicio igual de valioso que quienes estamos al otro lado del mundo.
Nos es difícil salir de la dicotomía de los: diocesanos o misioneros, liberales o conservadores, radicales o laxos… no somos opuestos ¡nos complementamos! quien sienta que tiene habilidades para otra cosa, a lo mejor tiene algo nuevo que enseñarnos.
- ¿Y qué tal si este hermano en su visión adelantada nos está mostrando lo valioso de tener un proyecto para llevar personas que quieran conocer nuestras misiones en un viaje?
- ¿Y qué tal si este hermano en su legítima inquietud nos está diciendo que deberíamos propiciar ambientes de diálogo y reconciliación en nuestros países tan azotados por la violencia?
- ¿Y qué tal si este hermano en su profetismo nos está diciendo que debemos tener una fundación para prestar una ayuda concreta a las víctimas?
- ¿Y qué tal si con ese estudio superior que aquel hermano quiere terminar va a hacer un gran aporte al Instituto en el futuro?
- ¿Y qué tal si a este hermano que le gusta tanto ir a animación misionera es porque tiene un talento que muchos de nosotros no tenemos?
- ¿Y qué tal si en las vueltas que da la vida, ese estudio que quiere hacer ese hermano y que aparentemente no tiene nada que ver con la vida misionera, vaya a servir en el futuro?
- ¿Y qué tal si ese hermano que quiere trabajar en una Fundación Pontificia sea una manera de dar a conocer nuestro Instituto?
- ¿Y qué tal si ese hermano que sueña con ser profesor universitario vaya a hacer un aporte académico del que después nos sintamos orgullosos?
A lo mejor todos ellos ya lo están haciendo, pero lo ideal sería que fuera con el IMEY y no a pesar del IMEY. Pero la pregunta más importante es: ¿y qué tal si el Instituto no le pone obstáculos para que realice su proyecto de vida como lo soñó? Cada uno tiene sus anhelos, éstos nos mantienen vivos. Aunque suene duro, no entramos al seminario porque quisiéramos cumplir los sueños de Mons. Builes sino porque creíamos que podíamos ser felices en este estilo de vida. ¿No sería mejor para el Instituto tener miembros felices, realizados y desempeñándose en lo que más les gusta y según sus capacidades, que miembros muy obedientes pero resignados y con la esperanza de que en 6 años si llegue un superior que los entienda?
- ¿Aún vivimos la crisis de la declaración de independencia?
Ciertamente no, el Instituto no necesita independizarse de Mons. Muñoz o alguien con similares aspiraciones. Lo que me hace recordar el poema de Jorge Robledo Ortiz: “Siquiera se murieron los abuelos…” siquiera se murieron para que no se escandalizaran por la lectura de la realidad que hacemos las nuevas generaciones y que parecen diametralmente opuestas a su cosmovisión, cuando quizá es simplemente evolución.
Siquiera se murió Mons. Builes también, de lo contrario estaría aquí sufriendo con las deserciones o nos estaría regañando por nuestra vestimenta descachalandrada, como cuando le escribió una carta a Mons. Valencia diciendo lo adolorido que se sentía porque se había quitado la sotana. Esto último me hace pensar que nosotros siendo hijos de Miguel Ángel Builes, salimos más parecidos a Mons. Gerardo Valencia, no sólo en lo superficial de la vestimenta sino en el pensamiento característico de un MXY que dista mucho de la tendencia conservadora del Fundador.
- ¿Aún vivimos la crisis del superior ausente?
Permítanme una comparación odiosa, no con el ánimo de ofender sino con el objetivo de generar recordación. Al Instituto le pasa como a esas familias cuyo papá tiene otra familia por fuera del matrimonio, teniendo que dividir su tiempo entre ambas. Solo por dar un ejemplo, en el tiempo que viví en Medellín, me consta como los superiores dedican un buen tiempo a las religiosas, algo que es muy loable, pero para eso no fueron elegidos.
Cuando nos damos a la tarea de elegir un superior general buscamos a alguien con santidad de vida, sin tacha en su curriculum vitae y si ese es el objetivo, sin duda hemos tenidos superiores correctos. Pero cuestiono sobre el don de la paternidad… ¿los superiores nos dedican tiempo y amor como los padres que deben ser? Hay respuestas lentas antes situaciones de hermanos urgidos y hasta una falta de acompañamiento evidente se percibe en diversos gobiernos. No sería desacertado pensar que una inestabilidad en la gobernabilidad del IMEY hunde sus raíces en fracturas por falta de escucha y de seguimiento.
No es que los superiores estén ausentes, sino que están absorbidos apersonándose de situaciones de la economía general o saltando de un lado al otro apagando incendios. La próxima Asamblea tendría que hacer algo para crear una comisión formada en Derecho Canónico y efectiva en dar respuesta a todos los casos de denuncias, abusos, investigaciones o demandas. También procurar una comisión económica que no sea sólo asesora, sino que tenga autoridad delegada y pueda representar al ecónomo en diversos frentes donde no tendría que ir necesariamente ni él ni el superior general.
- ¿Aún vivimos la crisis de la cortina de humo?
En las noticias vemos como el escándalo más grande es opacado en días por otro escándalo. En el IMEY también pasan cosas nuevas todos los días, situaciones dolorosas que nos hacen enfocar la mirada hacia una dirección distinta cada vez.
Pero en el Instituto viene ocurriendo algo que agrava más esta dinámica y consiste en que paradójicamente vivimos en un mundo hiper comunicado y con tantos medios a la mano, pero pareciera que no hay canales de comunicación oficiales en el IMEY. Ni culpar a los hermanos que usan el grupo de Whatsapp de los MXY para enviar cosas sin relevancia. Es un canal al que no se le ha dado seriedad porque rara vez se recibe un mensaje de parte del Consejo General, informando hechos importantes de la vida del Instituto, a excepción del obituario, ¡queremos noticias de vida! como:
- ¿Cuántas vocaciones entraron a cada casa de formación?
- ¿Qué misiones vienen trabajando con ahínco y llevando a cabo proyectos de especial mención?
- ¿Cuáles son los nuevos compañeros que llegan a reforzar los diferentes equipos?
- ¿Cómo van las exitosas inversiones que ha hecho la economía general?
- ¿Con qué nueva publicidad se está haciendo animación misionera a las iglesias locales?
- ¿Qué nuevas ideas quiere liderar el Consejo General?
Pareciera que no le estamos orando al Espíritu Santo inspirador del entusiasmo misionero. Necesitamos líderes que nos hagan apasionar por este proyecto de nuevo, que nos hagan vibrar con planes que acometamos juntos, donde todos podamos aportar nuestro grano de arena. Pero no ha sido así, hemos entrado en un letargo desesperanzador, casi mudo, sin iniciativas, un ambiente que ha consumido la vitalidad en la gobernabilidad y la fraternidad institucional.
“En medio de este contexto, nosotros también estamos pasando por un nuevo periodo de crisis en el Instituto, crisis que ha tocado hasta la misma fraternidad del Consejo General y que tiene entre sus efectos más negativos, el desánimo y la frustración de muchos de los pobres y necesitados que hacen parte de las comunidades y misiones que nos han sido confiadas.”[56]
Entiendo que las reuniones ordinarias del Consejo general son cada 15 días, y por esta razón —y otras— aunque vivimos en el mundo de la inmediatez, hay que esperar hasta meses para que los equipos o algún misionero tenga respuesta oficial a sus peticiones. Pareciera que no somos su prioridad.
De tal manera que el término cortina de humo no es preciso, sería algo como “la procrastinación avasallante y la ausencia absoluta de comunicación”. Recién iniciado este periodo de gobierno, recuerdo haber visto un video en el 2019 donde salía un miembro del Consejo dándonos a conocer noticias de actualidad, lo cual me llenó de esperanza en este momento y alabé la idea… hoy está echada al olvido, murió con un mes de vida ¿acaso todo se volvió secreto?
- ¿Aún vivimos la crisis de la época de cambios y el profeta javeriano?
La acción profética de Valencia era necesaria, escándalo y contradicción para algunos y esperanza para otros. En él, un estatus se rompe y se anuncia la novedad de algo. En este tiempo pareciera que no hay nada nuevo, hay escases de profetas. El mundo ha cambiado fundamentalmente y el IMEY persiste en un futuro irreflexivo y decadente, fruto de la suma de crisis, opciones, deserciones. El mundo está evolucionando y el IMEY está perdiendo a quienes pudieron habernos insertado vitalidad y novedad: sus miembros jóvenes, la cantidad de misioneros de las últimas generaciones que han salido en estos 5 años es sencillamente escandalosa, como los 25 seminaristas que perdimos en el periodo 2021-2023.
- ¿Aún vivimos la crisis de los dos bandos?
A finales de los años 90 el gobierno de Mons. Edgar Tirado ayudó a calmar estas tensiones que se desplazaron de entre liberales y conservadores a otro dilema: misioneros de vanguardia Ad-Gentes vs misioneros de vieja guardia.
Desde la crisis de la pobreza, pasando por el de la identidad, entrando en el olvido del destino Ad Gentes y la superación de la teología de la liberación, nuestro Instituto, como casi todos, se ha movido a una polarización emocional y no tan racional.
Hoy, además, valdría la pena una reflexión sobre si la publicidad usada la Animación Misionera muestra las misiones en igualdad de condiciones, puesto que puede ser un signo inconsciente que en el Instituto aún persiste una categorización.
- ¿Aún vivimos la crisis económica?
Tal parece que no. Aunque estaban en deuda de hacerlo y nos alegra mucho por nuestros hermanos en Colombia, justo dejaron para este año un incremento del 60% a la cuota, pasó de 250.000 a 400.000 COP. Qué bueno saber que ya no hay razón para que algún misionero esté pasando necesidades.
No deben existir desigualdades en este campo, somos hermanos y miembros con igualdad de deberes y derechos. La secretaría de economía deber tener personal capacitado para orientar y formar los ecónomos locales, que exijan informes reales de las misiones y entremos finalmente al sistema internacional tan anunciado. A su vez, todos los miembros del Instituto deberían conocer el informe anual del estado patrimonial y humano del IMEY.
- ¿Aún vivimos la crisis de las Constituciones?
Aunque la comisión encargada trabajó mucho en el proyecto de reforma de las Constituciones, si el Dicasterio para la Evangelización lo devuelve con correcciones para ser estudiadas y aprobadas por la próxima Asamblea, debemos tomar esto como una oportunidad para hacer una reflexión más seria acerca del Carisma, corazón de las Constituciones. Si simplemente es un nuevo orden y un lenguaje más actualizado, no vale la pena.
- ¿Aún vivimos la crisis de las deserciones?
Hoy nos duele más que nunca, al paso que vamos, seremos el Instituto de los 100 años y los 100 misioneros.
Nota final.
Nuestra apasionante historia nos enseña que hay una experiencia de vida plena donde muchos titanes que tenemos el orgullo de llamar hermanos mayores han vivido una cálida santidad y han testimoniado a Cristo con ímpetu y gozo. La vida se compone de altos y bajos. Si un electrocardiograma muestra una línea recta, esto significa muerte. El objetivo de este ejercicio es preguntar ¿qué clase de crisis estamos viviendo? ¿cómo se llama? Quizá al darle nombre, al identificarla, podamos hacer algo al respecto como han hecho quienes nos precedieron.
“Hay crisis. ¿Y qué problema? Sólo en los cementerios no hay crisis. Dejémonos de lloriqueos tontos. Hay otros más afectados que nosotros. Lo que nos falta es intuición, visión, sueños, pasión para confrontar nuestra realidad.”[57]
[1] Entrevista publicada el 17 de octubre de 2023 y disponible en https://www.youtube.com/watch?v=7IOTePs3GeA&t=111s
[2] P. German Alonso Mazo MXY, misionero en Camerún por 18 años, maestro de novicios por 2 años y superior general del IMEY 2018-2024.
[3] Mazo, Germán. (2021). “CONVOCATORIA A LA ASAMBLEA CONSULTIVA”. Disponible en https://groups.google.com/g/sitiodeencuentro/c/bUHJdHUNjf0/m/QCUydjSwBQAJ
[4] Misionero Javeriano de Yarumal, pionero de la misión en Camboya, rector del Semisiones 2013-2021, actual director del IMA y Etnias de la Conferencia Episcopal de Colombia.
[5] Giraldo, Omer (2022). “ECO A NUESTROS HERMANOS FIRMIN, JAIRO ALBERTO Y FREDY”. Enviado a través de WhatsApp el 23 de octubre de 2022.
[6] Obispo de Santa Rosa de Osos durante 47 años y Fundador de tres Comunidades religiosas femeninas.
[7] Cfr. Cadavid Tulio (1984). HECHOS, DICHOS Y PERSONAS PERGEÑANDO SU HISTORIA. Medellín: Seminario de Misiones Extranjeras de Yarumal.
[8] Bayter, Antonio (2012). “REPORTE No. 3: En peores cañadas nos ha cogido la noche”. Disponible en https://groups.google.com/g/sitiodeencuentro/c/YRryFI_Hl0c/m/vM50yqNbvToJ
[9] Nuncio en Colombia de 1925-1935, creado Cardenal en 1958 y fallecido en 1972.
[10] Había sido ordenado obispo de Manizales 13 días antes, Arzobispo de Popayan 1942-1944, murió en 1966.
[11] “Cómo entre vagas penumbras, me parecía divisar una fábrica de obreros evangélicos que un día nos daría el Señor”
[12] Sacerdote vasco. Biografía disponible en https://aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus/eu/unzalu-landaburu-juan/ar-138121/#
[13] Bayter, Antonio (2012). “REPORTE No. 3: En peores cañadas nos ha cogido la noche”. Disponible en https://groups.google.com/g/sitiodeencuentro/c/YRryFI_Hl0c/m/vM50yqNbvToJ
[14] Misionero Javeriano de Yarumal, ordenado obispo en 2006 y fallecido en 2013.
[15] Misionero Javeriano de Yarumal, ordenado en 1948, ecónomo y consejero en el tercer gobierno general, primer rector javeriano del Seminario Intermisional, primer rector del colegio Ferrini, fundador de la parroquia santa Lucía en Medellín, trabajó en el CELAM (1982-1987), director del IMA (1981-2011), falleció en 2021.
[16] Misionero Javeriano de Yarumal, ordenado en 1966, vicario general del IMEY (1984-1990) superior general del IMEY (1990-1996) Actualmente misionero en Bolivia
[17] Misionero Javeriano de Yarumal, ordenado en 1985, vicario general del IMEY (1996-2022), superior general del IMEY (2002-2008). Actualmente ecónomo general.
[18] Cfr. documento de Puebla # 368. Disponible en https://www.celam.org/documentos/Documento_Conclusivo_Puebla.pdf
[19] Del clero de Santa Rosa de Osos, ordenado obispo en 1951, creado Cardenal en 1973 y fallecido en 1987.
[20] Osorio, Oscar (2008). El Cardenal Aníbal Muñoz Duque. Medellín, pág.77.
[21] Misionero Javeriano de Yarumal, ordenado en 1940, primer maestro de novios javeriano, primer rector javeriano del Semisiones, superior general del IMEY (1960-1966), obispo de Arauca (1971-1989), martirizado por el ELN el 02 de octubre de 1989 y beatificado por el Papa Francisco el 08 de septiembre de 2017.
[22] Misionero Javeriano de Yarumal, ordenado en 1940, consejero en los tres primeros gobiernos generales del Instituto (1950-1966), pionero de la misión en el Ecuador y fallecido en 1980.
[23] Misionero Javeriano de Yarumal, ordenado presbítero en 1956, superior general del IMEY (1972-1984), Vicario Apostólico de Inírida (1997-2013), falleció en 2020.
[24] Misionero Javeriano de Yarumal, Prefecto Apostólico de Mitú (1949-1953), Superior General del IMEY (1956-1959), Vicario Apostólico de Buenaventura (1953-1972), primer presidente del Departamento de Misiones del CELAM y padre de la Misionología Latinoamericana postconciliar.
[25] Jaramillo, Gerardo (2008). El Obispo de los Pobres. Medellín: Cargraphics.
[26] Jaramillo, Gerardo (2008). El Obispo de los Pobres. Medellín: Cargraphics.
[27] Ibid.
[28] Misionero Javeriano de Yarumal, ordenado en 1963, Vicario general del IMEY (1978-1984), superior general del IMEY (1984-1990) y (2008-2012). Fallecido en 2018.
[29] Misionero Javeriano de Yarumal, ordenado en 1981, pionero de la misión en Kenia, vicario general del IMEY en dos periodos consecutivos (2002-2012), actualmente misionero en Kenia.
[30] Cfr. Misioneros de Yarumal (2012). “Compilación de correos”. Disponible en https://groups.google.com/g/sitiodeencuentro/c/Sx0pe6TYAgw/m/5uAJUOOehmYJ
[31] Giraldo, Omer (2012). “Mensaje para todos los miembros del IMEY”. Disponible en https://groups.google.com/g/sitiodeencuentro/c/ai0hh9sRuOA/m/BjRdzh0vq2sJ
[32] Misionero Javeriano de Yarumal, ordenado en 1981, pionero de la misión en Kenia, superior general del IMEY (2012-2018), fallecido en 2020.
[33] Bajo Baudó, Chocó. Ubicación disponible en: https://www.google.com/maps/place/Catru,+Bajo+Baud%C3%B3,+Choc%C3%B3,+Colombia/@5.332691,-77.0718169,16z/data=!3m1!4b1!4m6!3m5!1s0x8e48492e384a5555:0x717a76db9a044238!8m2!3d5.33335!4d-77.06669!16s%2Fg%2F1hhw2yq0f?entry=ttu
[34] Misionero Javeriano de Yarumal, obispo de Istmina por 40 años y fallecido en 1999.
[35] Español, misionero en Colombia, ordenado obispo en 1960 y fallecido en 2022.
[36] Misionero Javeriano de Yarumal, ordenado en 1956, Director nacional de las Obras Misionales Pontificas (1984-1989), falleció en el 2012.
[37] Bayter, Antonio (2012). “REPORTE No. 3: En peores cañadas nos ha cogido la noche”. Disponible en https://groups.google.com/g/sitiodeencuentro/c/YRryFI_Hl0c/m/vM50yqNbvToJ
[38] Agudelo, Manuel (2012). “La tercera crisis”. Disponible en https://groups.google.com/g/sitiodeencuentro/c/tyxG-UCnW9c/m/RSJ-ZuvV0iYJ
[39] Misionero Javerianos de Yarumal, Prefecto Apostólico de Mitú (1953-1966), Superior General IMEY (1966-1972), Vicario Apostólico de Buenaventura (1973-1996), falleció el 09 de septiembre de 2010.
[40] Larosa, Michael. “Gerardo Valencia Cano: Obispo y Profeta de Buenaventura, Colombia”. En Obispos de la Patria Grande, por A. Bidegaín, Bogotá: Editorial Celam, 2018, p.475.
[41] Hernández-Mora, Salud. “La misionera gringa que desbancó a la Iglesia Católica en Guainía”, Diario El Tiempo, 01 de noviembre de 2016, https://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/sofia-mueller-la-misionera-gringa-que-desbanco-a-la-iglesia-catolica-31095
[42] Larosa, Michael. “Gerardo Valencia Cano: Obispo y Profeta de Buenaventura, Colombia”. En Obispos de la Patria Grande, por A. Bidegaín, Bogotá: Editorial Celam, 2018, p.475.
[43] Jaramillo, Gerardo. El Obispo de los pobres. Medellín: Cargraphics, 2008, p.133.
[44] Jaramillo, Gerardo. El Obispo de los pobres. Medellín: Cargraphics, 2008, p.125.
[45] Bayter, Antonio (2012). “REPORTE No. 3: En peores cañadas nos ha cogido la noche”. Disponible en https://groups.google.com/g/sitiodeencuentro/c/YRryFI_Hl0c/m/vM50yqNbvToJ
[46] Larosa, Michael. “Gerardo Valencia Cano: Obispo y Profeta de Buenaventura, Colombia”. En Obispos de la Patria Grande, por A. Bidegaín, Bogotá: Editorial Celam, 2018, p 484.
[47] Pérez-Prieto, Victorino. “Los orígenes de la teología de la liberación en Colombia: Richard Shaull, Camilo Torres, Rafael Ávila, ´Golconda´, sacerdotes para América Latina, cristianos por el socialismo y comunidades eclesiales de base”. Cuestiones Teológicas Vol. 43 N° 99 (2016), https://revistas.upb.edu.co/index.php/cuestiones/article/view/220/118 p.92.
[48] Larosa, Michael. “Gerardo Valencia Cano: Obispo y Profeta de Buenaventura, Colombia”. En Obispos de la Patria Grande, por A. Bidegaín, Bogotá: Editorial Celam, 2018, p 484.
[49] Jaramillo, Gerardo. El Obispo de los pobres. Medellín: Cargraphics, 2008, p.170.
[50] Pérez-Prieto, Victorino. “Los orígenes de la teología de la liberación en Colombia: Richard Shaull, Camilo Torres, Rafael Ávila, ´Golconda´, sacerdotes para América Latina, cristianos por el socialismo y comunidades eclesiales de base”. Cuestiones Teológicas Vol. 43 N° 99 (2016), https://revistas.upb.edu.co/index.php/cuestiones/article/view/220/118 p.94.
[51] Cfr. Tanzi, Vito (2010). “La crisis financiera y económica de 2008-2009: Efectos fiscales y monetarios”. Disponible en: https://asip.org.ar/la-crisis-financiera-y-economica-de-2008-2009-efectos-fiscales-y-monetarios/
[52] López, Guillermo (2012). “CONSTITUCIONES”. Disponible en https://groups.google.com/g/sitiodeencuentro/c/u7y-162fM90/m/Z7FuP3GoMLUJ
[53] Builes, Miguel Ángel. “MI DIARIO” Cfr. 17 de abril de 1949.
[54] Londoño, Óscar (2020). “LA CIENCIA DE LA MISIONOLOGIA EN EL IMEY”. Disponible en https://groups.google.com/g/sitiodeencuentro/c/S6z1F3K91xM/m/p7Rmny3gBwAJ
[55] Los datos de los primeros diez gobiernos aquí presentados fueron recopilados por el padre Julio Guzmán.
[56] Mazo, Germán. (2021). “Comunicado No. Asamblea Consultiva 2021”. Disponible en https://groups.google.com/g/sitiodeencuentro/c/OX_Fjg_Ng_M/m/bL_F3tw6AQAJ
[57] Osorno, Jesús (2010). La oscuridad del crepúsculo. Disponible en https://groups.google.com/g/sitiodeencuentro/c/A_RUpG_EGSA/m/2IxxXTP0GM0J