En este tiempo de Cuaresma, he pensado que es necesario revivir la enseñanza de nuestro fundador, el Venerable monseñor Miguel Ángel Builes, en relación con los escritos de San Pablo a los Corintios. He citado sus escritos en Mi Testamento Espiritual, y también reflexiones personales sobre la Cuaresma.
2 Corintios 6,1-2, ‘Como cooperadores suyos que somos, os exhortamos a que no recibáis en vano la gracia de Dios. Dice él en la Escritura: En el tiempo favorable te escuché, y en el día de la salvación te ayudé. ¡Pues éste es el tiempo favorable; éste es el día de la salvación.’ Pablo habla del tiempo aceptable, el tiempo de la salvación, es decir, un tiempo para ser aceptado con gratitud y amor, el tiempo del Evangelio. La Iglesia aplica las palabras de Pablo a la Cuaresma y las repite a menudo. En efecto, la Cuaresma es el tiempo favorable, por lo que se nos invita a aprovechar el momento y no dejarlo pasar, ya que es el tiempo que nos lleva a recibir la gracia de Dios, el favor inmerecido que se da gratuitamente a la humanidad pecadora de múltiples maneras y, en última instancia, a los cristianos en la salvación y el perdón por medio de Jesucristo.
Pablo escribía a la Iglesia de Corinto, que era más grande que una pequeña comunidad cristiana, los biblistas suponen que estaba formada quizás por 120 miembros. Sin embargo, este pequeño grupo de primeros cristianos tenía divisiones y comportamientos desviados. Algunos se ponían del lado de Pedro, otros de Pablo, otros de Apolo (un muy buen orador), y de esta manera desgarraban el Cuerpo de Cristo.
Algunos estaban muy orgullosos de sus dones, por ejemplo, hablar en lenguas, sanar, enseñar, etc. Y despreciaban a los que no estaban dotados de tales dones. Algunos cristianos ricos humillaban a los cristianos pobres en la ocasión de la Eucaristía dominical. Comían abundantemente en la casa grande donde iban a celebrar la Eucaristía, mientras los pobres se quedaban fuera esperando. Esta actitud de actitud era una burla a la Eucaristía, el sacramento del amor y la unidad.
A estas personas, llenas de defectos como nosotros, Pablo les dirige sus palabras, ¡‘Es el momento de la conversión! ¡Volved al Señor!’ Dar un cambio de dirección en nuestra vida. Y este cambio de dirección en nuestra vida, nos llevará a recibir la gracia de Dios y así se dirige a nosotros el Vulnerable Miguel Ángel Builes, ‘Por la simple gracia habitual Jesús está en nosotros con sus luces, sus llamadas divinas, sus inspiraciones, sus misericordias y su amor. ¿Qué haremos nosotros? Corresponder siempre agradecidos, laborar con Jesús, e ir por medio de Jesús al Padre. Mas no crean que Jesús se contenta con regalarnos solamente la gracia habitual o santificante: Jesús nos obsequia a cada instante con gracias actuales y se complace en llevarnos de la mano como una madre tierna a su pequeño para enseñarle a caminar, y hasta levantarnos en sus brazos amorosos para que podamos pasar por sobre los obstáculos, a veces insalvables, que se interponen en nuestro camino hacia la perfección.’ [1]Debemos estar más cerca de Dios y no dejar pasar las horas sin pensar en Jesús. Por eso, para recibir la gracia de Dios, debemos aprovechar el tiempo de Cuaresma. Es el tiempo de la oportunidad para reanimar nuestro espíritu y avanzar con decisión.
[1] Mi Testamento Espiritual. Monseñor Miguel Ángel Builes Gómez, p 156.
Pascal Ochieng mxy
Medellín
Actualidad
Más información
BOLETINES / CONSEJO GENERAL / JAIRO ALBERTO FRANCO /
/ MELQUISEDEC SÁNCHEZ / LAUDATO SI / SECRETARÍA DE ESPIRITUALIDAD MAB