Quiero soplar fuerte este fuego que ha prendido el P. Julio Guzmán mxy. No para que crezca el incendio, sino para que las cenizas nos tracen el camino. De principio hay tres cosas que no puedo aceptar: 1. Que el IMEY tenga dos orillas. 2. Que algunos javerianos monopolicen en exclusiva, el derecho a la verdad, la suya sea la única verdad; y los demás sólo tengamos opiniones. Y 3. Que se entienda la política desde una visión unívoca, unilateral, sesgada, convencional.
La clave para entender esta problemática la encuentro en la frase que Julito cita de Fray Luis de Granada al principio de su primer documento: “Desgraciadamente, la opinión tiene más fuerza que la verdad”. ¿Y cuál verdad? ¿La de Julito? Eso es lo que Él quiere decirnos en cada párrafo de ambos documentos, cada uno más candente que el otro. ¡Su verdad! Los otros tenemos sólo opiniones. Y, ojo, ‘opinión’ que, según Él, no llega ni a los tobillos de la gran verdad de Julito. Digo ‘tenemos” porque, con permiso de sus autores, hago mías sus apreciaciones, afirmaciones y actitudes.
Somos buscadores de la verdad. Pero de la Verdad. Si es la nuestra, dejémosla a un ladito y vamos juntos en la búsqueda. San Juan nos lo recuerda sabiamente: “Les daré el Espíritu y Él los llevará a la verdad plena” (Jn 16, 13). Hay que partir de la realidad. Los maestros de espiritualidad nos dicen que “Solamente quien conoce la realidad puede hablar de espiritualidad y que esa realidad es la fuente de nuestra espiritualidad”. Pedro Casaldáliga añade: “Solo hay dos absolutos: Dios y el hambre”. Lo demás es relativo, buen Padre Julio. Su verdad entra en los parámetros de una opinión que respetamos.
Los calificativos, slogans, rituales consagrados por una praxis enchapada a la antigua, están definitivamente desahuciados. Es decir, ya no se los creen ni aquellos que los utilizan como arma de fuego para crear caos y cosechar aduladores. Aquí el tiro se les va por la culata.
Afirmar que en nuestro seminario “Están formando GUERRILLEROS… Idiotas útiles para apoyar a los SOCILISTAS MARXISTAS CRIOLLOS…”. (He copiado literalmente como me llegó), exige una reparación a nuestro IMEY, un respeto profundo a nuestra juventud, un mínimo de comprensión con el equipo de formación. No faltaría sino añadir que el Seminario es un antro de perversión mental y manipulación conciensual. ¡Tata Diosito! Dos términos antagónicos: “Guerrilleros” e “Idiotas útiles”. Y una confusión de términos: SOCIALISTAS (corrijo la versión que me llegó) y MARXISTAS… no son iguales, no son lo mismo. Pueden apuntar a la misma meta, pero por caminos diferentes. Y como si lo “criollo” fuera algo denigrante.
Todos tenemos ideologías diferentes… qué bueno. Qué horrible sería que tuviéramos la misma. Qué aburridor sería… Recordemos lo que pasó en la Conferencia de Puebla. El secretario General de la Conferencia, muy sabedor de que no lo iban a aplaudir en nada, pues se dio la maña de prohibir los aplausos durante toda la conferencia. Pero, qué ‘pero’ tan estupendo, cuando se habló de que en la Iglesia no podía haber ideología, yo añado: Ideologías, el obispo auxiliar de Lima, Monseñor Smith pidió la palabra y dijo: “Aquel que no tenga ideologías, que tire la primera piedra”, los asistentes todos de pie aplaudieron por más de cinco minutos. Fue el único aplauso y ¡Qué aplauso!
En el IMEY hay ideologías y las hay de todos los colores, sabores, gustos, disgustos, pasiones, latitudes, edades, arbitrariedades y antagonismos. La lista no es exhaustiva. Desconocer esto nos llevaría a enfrentamientos brutales. La formación ha sido un factor determinante en esta variedad. Hay quienes construyen muros, definen territorio, conquistan adeptos, tienen himnos y escudos, rituales y filosofías partidistas, maniqueísmos determinantes, refugios con olores pesados y cansinos.
En el Evangelio encontramos, a este respecto, diafanidad, sencillez, opción, actitud: 1. Jesús nunca habló de ideologías, pero las respetó. 2.Nunca habló de derechas o izquierdas, pero las toleró. 3. Habló solo de dar de comer a los hambrientos, de curar a los enfermos y de practicar relaciones humanas cualificadas, maceradas en moldes de adultez, respeto, bondad y convivialidad.
Hay dos temas tabúes en el IMEY: La economía y la formación. En el primero nos rajamos todos. Y más, cuando somos unos imberbes en campo tan vedado, esquivo y vetado en nuestra misma formación. Y, si estamos tan en pañales en este campo, cómo podemos pontificar y exigir que se retrate a quien haya salido a la palestra y dar su simple opinión sobre el manejo económico actual del IMEY. Deberíamos agradecer que se propicie un diálogo abierto, generoso, sincero en estas materias tan complejas. ¡Qué difícil dialogar en el IMEY! Usted mismo, Padre Julio, tira la piedra y se refugia en la otra orilla. Su orilla, la de su ‘verdad’.
Si usted, con acierto, atina a calificar lo “difícil de la realidad social”, incluya ahí, por favor, la difícil realidad económica del IMEY que no es tampoco una rueda suelta en el concierto de la economía mundial. Eso complica más la situación y exige multiplicidad de opiniones, juicios de valores, principios académicos y amplitud de metas. Pero más, mucho más, una conversión de nuestros corazones que nos permita abrirnos a un simple diálogo en el IMEY, pero desde la misma orilla, porque de lo contrario no nos escucharíamos… y nos descalificamos. Si gritamos es porque falta peso al argumento y nos hemos apropiado de la verdad.
¿Y la formación? Insisto en que la formación es el problema mayúsculo de la Iglesia, ni siquiera del IMEY. Nuestros seminarios siguen siendo centros de conservadurismo a ultranza. Eso paraliza a la Iglesia, a la teología, a la pastoral. Si se dan pasitos en el IMEY, ¿por qué quererlos borrar de un brochazo, con un insulto o descalificación total? Presiento que no estamos atrasados solo en política, sino, ¡grave! En teología. La avanzada de la teología nos dejó atrás. Hablar de “teología política”, hablar de los crucificados de la historia y de nuestro compromiso de bajarlos de la cruz, eso y mucho más, pierde vigencia hoy en nuestro IMEY. Le estamos dejando el protagonismo a algunos miembros del laicado eclesial.
Agradezco al P. Julio que prendió esta mecha. Para mí es una novedosa oportunidad de abrir espacios de conversación (‘conversus’: volverse a, raíz también de conversión), de intercambio de ideas, pensamiento teológico, apertura a las fronteras, sin “insultar a la inteligencia”, como lo afirmó uno de los nuestros. Así hacemos encontradizas las orillas.
Jesús Emilio Osorno mxy
Cochabamba 16.05.21
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